miércoles, noviembre 03, 2010

Derribos


Derribaron el edificio en el que vivíamos con el pretexto de construir uno mucho mejor. Mi cuarto tendría otra ubicación en la casa. El edificio parecía uno de esos muebles que se compran en Ikea que te lo traen en cajas. Lo único que pusieron fueron los cimientos, unos barrotes de hierro delgados que se unían con tornillos. Las paredes, los suelos y demás eran de cartón y estaban en sus cajas. La vecina de arriba se quejaba porque como no habíamos puesto nuestro techo ella no tenía su suelo y decía que cada vez que se sentaba en el baño a orinar sentía bochorno. Alguien me pidió que le ayudara a reforzar los tornillos de los cimientos ya que estaban muy sueltos. Cuando acabamos le ayudé a colocar las paredes, el suelo y el techo. Me entristecí enormemente al ver la casa terminada. Los cartones se combaban al pisarlos y había que tener cuidado con las paredes, si nos arrimábamos mucho se caían. Yo declaré que eso no era una casa decente y eché de menos ser rico y tener una casa de cemento en Manhattan. Eso me hizo abrir los ojos. Me tranquilicé al comprobar sin levantarme que mi apartamento si no de cemento estaba hecho con algo aparentemente sólido.

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