jueves, diciembre 30, 2010

Reconocimiento médico

 Con este pequeño post me despido de todos vosotros hasta el año que viene. Espero que tengáis una feliz entrada de año. Un abrazo muy fuerte a todos los que habéis estado por aquí y a los que no también porque yo soy así de generoso.

El médico me está tocando donde más duele. Dice que es para sentirlo a través de sus dedos, como si éstos tuvieran que tocar las teclas de un piano para hacer sonar el cáncer de una sinfonía.

miércoles, diciembre 29, 2010

Moros, Cristianos y una máquina de pinball

Estalló la guerra. Los países árabes se habían aliado contra Occidente y yo quería mandar a un amigo egipcio una máquina de pinball en miniatura.
La correspondencia con cualquier país musulmán estaba prohibida y penalizada pero yo me resistía.
Me atendió un líder árabe en un despacho y me dijo que estábamos en guerra y yo le contesté que cuando había amistad no se conocía la guerra o que donde había amistad no lo separaba la guerra, algo así, me hice un lío con el juego de palabras. Al líder árabe no le convenció mi máxima y arrugó las cejas tanto que parecía que toda su cara se estuviera cerrando, como una herida. 
Al final no sé si pude enviar mi regalo a Egipto ni me preocupaba ya tanto. En los sueños las preocupaciones no existen.
Me presenté personalmente y sin avisar en Egipto con unos amigos. Ibamos en coche, hablábamos, reíamos...No parecía que Dessouk estuviera en guerra. Quizás todo sucedía en El Cairo. En una plaza habían instalado unas atracciones infantiles, se oía música y algunas mujeres dejaban sus bolsas de la compra en el suelo para bailar la danza del vientre.
Nos sorprendió la calma y la alegría de los egipcios, a pesar que, de vez en cuando, algunos aviones desde lo alto iniciaban un bombardeo.
Todas estas imágenes me aparecieron en color sepia con algunos colores añadidos, como el rojo y el verde.
No encontramos a mi amigo, es más, creo que una vez llegamos a Egipto nos olvidamos totalmente de él.
En la pista de aterrizaje nos esperaba un avión de hélices con la escalera bajada y un hombre afgano armado hasta los dientes nos invitaba a entrar.
Como mis ventanas no dan sólo al huerto de los Moszczynski sino también a otro vecino que tiene un perro, éste se puso a ladrar justo en la escena del afgano por lo que en el sueño, el afgano, en lugar de hablar ladraba. Eso me molestó mucho cuando desperté e, incluso, quise llamar a la Sociedad Protectora de Animales. La razón de mi llamada me la inventaría pero es muy posible que estuviera vinculada a la guerra con Extremo Oriente.

lunes, diciembre 27, 2010

Premios Thiago 2010

Esta mañana me he despertado con la noticia de que Thiago me ha concedido el Premio al Blog Revelación 2010. 
Precisamente hacía dos días que quería preguntarle qué tenía que hacer para presentarme pero lo borré porque sentí que no podía, o que era demasiado nuevo o que tenía a Plutón en la séptima. Para mi sorpresa, cuando he ido a su blog he visto que, además, me ha dedicado una entrada exclusiva. Si no llego a estar en la cama diría que no sabía dónde meterme. Soy malo para recibir premios e incluso malo para atender a tanta gente como la que está entrando. 
Es curioso, no necesito mucha preparación para escribir un relato, sin embargo para esto no me salen las palabras. Para mí no hay mucha diferencia entre el Premio de Teatro de San Sebastián y el Premio Blog Revelación de Thiago. De hecho estoy teniendo muchas más satisfacciones aquí que cuando me dieron un barco plateado en el Ayuntamiento de Donosti. La primera obra de  teatro que me publicaron en Ediciones Kutxa se vendió en el País Vasco. No tengo ni idea de cuánto se vendió, ni cómo, ni cuales eran mis derechos ni si se produciría. Simplemente desapareció de mi vista. Lo mismo ocurrió con el Lope de Vega de teatro y hace dos años con el Juan de Timoneda en Valencia, que prometieron publicarlo y no lo han hecho ni se han comunicado conmigo. Porque en estos premios eres sólo una ocasión para que se celebre algo "cultural": se reúnen los cuatro mosquitos cursis siempre dispuestos a remojarse en la charca de las celebraciones y ahí termina el viaje. 
El premio de Thiago lo encuentro  más sincero. No hay ningún interés económico por ninguna de las partes. 
Mi meta era encontrar en el blog una casa literaria donde poder escribir todos los días e ir teniendo contacto con las personas que podían disfrutar con ello. Mi idea era escribir lo que realmente quería escribir, sin atender a hilos dramáticos, sin hacer concesiones morales ni competir con nadie.  Y me encontré a mucha gente interesante que desde hace dos meses me han dado mucho calor y apoyo moral.
Todos tenemos una voz particular, ésta es la mía y estoy tremendamente agradecido a Thiago porque, sin conocerle, me apoyó desde el primer momento y siempre admiré su carisma y su facilidad para adaptarse a cualquier faceta de su personalidad, dependiendo del momento que la requiriese. De esa admiración que siento hacia él viene mi agradecimiento. Desde aquí le doy un abrazo fuerte tanto a él como a todos los que me habéis apoyado.
En cuanto a lo de ser escritor tengo una anécdota. Cuando vivía en Nueva York algunos amigos me preguntaban por qué nunca decía que era escritor. No sé en qué punto de nuestra vida somos más una cosa que otra y, hasta ahora, he sido más pintor de brocha gorda, camarero, fregaplatos, profesor, escritor de tesis de fin de carrera o traductor.
Una vez, mi amigo Oswald, me invitó a una fiesta en casa de un amigo suyo en Lexington. El tipo era médico y tenía mucho dinero. Todos los invitados eran algo y tenían muchas cosas. Acepté ir a la fiesta porque había cerveza gratis y un bufette de quesos muy preciado.
Las fiestas en este tipo de sociedad (o microclima, palabra ya que me recuerda a Rosa) son muy peculiares. La gente se encuentra pululando por todas partes como en un juego de niños en el que se tiene que descubrir, a través de preguntas banales, quién es quién y hacia dónde va quién. Supongo que es ahí donde las personas hacen sus contactos y favorecen sus economías.
Oswald estaba haciendo su recorrido y yo me sentía como basura cósmica dando vueltas a un centro gravitacional y atendiendo a las preguntas que me iban haciendo los que se "topaban" conmigo. Las preguntas eran dos:
1. Hey, how are you? El "hey" tenía que ser muy natural y emitido con la entonación del que encuentra a un viejo amigo por casualidad. A esa pregunta tenías que responder con algo positivo, de lo contrario, ¿para qué ibas a la fiesta del Doctor Schumann?
2. So...what do you do? (o sea, a qué te dedicas)
Yo iba respondiendo unas veces pintor, otras camarero...y a veces me lo inventaba sólo por el placer de no aburrirme a mí mismo. Obviamente, después de esa respuesta se iban rápido porque en las altas esferas piensan que ser pintor de brocha gorda es una enfermedad contagiosa. Pero no se iban sin antes fingir que les entusiasmaba tu profesión u oficio con un afectado:
- Oh, interesting!
Una vez hube ensayado con todas las profesiones "denigrantes" pensé que era hora de cambiar de táctica, de adquirir un poco de glamour. Así que cuando Oswald vino a mi encuentro para presentarme al doctor Schumann, éste me preguntó:
1. Hey, how are you? La respuesta a eso lo sabemos y estamos esperando la segunda.
2. So...what do you do?
Le dije que era escritor y súbitamente su cara empalideció como si fuera a darle un paro cerebral. El doctor decidió volver a reconocerme para lo cual empezó a examinarme detenidamente de pies a cabeza con un ritcus de profundo asco. De haberle brotado un eructo repentino estoy seguro de que le huibera subido un caliente gas con un pedacito amargo de vómito.
Nunca he sabido bien lo que soy pero me apasiona contar historias y escucharlas. A veces me las invento, otras forman parte de la vida de mis otras personalidades y otras las reinvento después de ser escuchadas. Y este blog donde he venido a compartir mis relatos con vosotros.
Gracias de nuevo por vuestra compañía.
Romek

domingo, diciembre 26, 2010

Los derechos de alcoba

Richard colecciona amistades. Las escoge en momentos clave para atender a sus necesidades futuras. Primero las conquista, después las cocina en su cama y después están listas para comer.
Uno de ellos estudió Ciencias Políticas. Se acostó con él sabiendo que llegaría a ser diputado de la República Dominicana y, una vez en su cargo, podría ayudarle a tramitar unos papeles en el Consulado. Así fue. Siguió cultivando su amistad, le invitaba a cenas que organizaba en su casa y su amistad llegó a ser tan profunda con el futuro diputado que le permitía, de vez en cuando, darle un palmetazo en las nalgas al pasar. Con eso les estaba diciendo a todos los invitados a su cena lo que a él le estaba permitido hacer por el futuro diputado. Richard jugaba con los derechos que un día le había dado su alcoba.
Otro de sus amigos pintaba, pasaba hambre y le desahuciaron. Se hicieron amantes y Richard le tuvo en su casa durante un tiempo hasta que se recobrara del bache, sabiendo que sus pinturas algún día serían muy cotizadas. Y así fue.
Con el transcurso del tiempo, la casa de Richard, se convirtió en un museo de cuadros regalados y valorados en mucho dinero. El pintor se lo debía todo.
La intimidad de ellos se había fortalecido tanto que después de que la vida del pintor tomó un rumbo propio, Richard le invitaba a sus cenas sociales y podía permitirse el lujo de darle un beso de vez en cuando frente a la gente, frente a todos esos amigos que no podrían hacer eso jamás. No con un pintor de esa talla, por lo menos.
Richard es de los que de algún modo te dicen: "Yo le tiré de los pelos del culo al director del Teatro Nacional"

Felaciones a Sri Lanka

A Cándida le cayeron unos millones de un braguetazo que pegó con un ruso. Pero era ella costurera.
Durante unos días no supo qué hacer con el dinero, si comprarse una huerta en Totana, Murcia o irse a vivir para siempre a Sri Lanka. 
El día que me enseñó la huerta que se había comprado en Totana me explicó la semejanza entre Sri Lanka y Murcia. Allá no tendría esa fantástica huerta con culebrillas indefensas y los tomates de Totana no tenían par.
Cándida no había viajado más que una vez, a Londres. Allí vivió seis meses porque estuvo cuidando de un amigo suyo que moría de una enfermedad terminal transmitida por el mono azul.
En aquel entonces, yo me iba a Nueva York y ella a un viaje de inspección a Sri Lanka. Como me consideraba todavía parte del rebaño de sus amigos me mostró el temor a que yo también contrajese el virus de ese mono, que se contagiaba intercambiando flujos con otra gente.
No sé en qué momento el mono azul desapareció del mapa. Supongo que un día entró en los Estados Unidos, tuvo sexo anal y contacto semen-sangre con un humano y después volvió a Africa. Los monos azules no tienen ningún tipo de miramiento, ellos van a lo que van y después no se acuerdan de uno.
Mientras se probaba ropa en una tienda del centro me rogó que tuviera cuidado y que para besar me pusiera guantes de látex.
Yo no le dije nada de Sri Lanka, se me hacía muy cerca de la India, donde contaban historias truculentas de cadáveres en la calle, vacas enfermas y ratas de medio metro que parecían perros. No, no dije nada. En cuanto empecé a hablar perdí muchas amistades, entre ellas, Cándida Valverde, prostituta y costurera. De esas dos profesiones sólo me había confesado la última.
En cuanto salió del probador se suspendió de mi mirada con los pantalones de la tienda en la mano y ese día fue cuando descifré en sus pupilas sus tarifas:
Sri Lanka............................ 1 felación
La Habana......................... Penetración anal + humillación
San Petersburgo................ Cunnilingus
Nueva York....................... Serie sucesiva de penetraciones
Vuelta al mundo............... Todo lo anterior fingiendo, además, estar enamorada 

sábado, diciembre 25, 2010

Los viajeros

En la Avenida Gates con Séneca hay un hombre viejo sentado en el portal de su casa, mirándolo todo con interrogantes en los ojos. Nadie se percata de su presencia, a nadie le importa su mirada inquisitiva, aprobadora, censuradora…Simplemente le dejan que se documente.
Cuando cruzo su campo visual todos los días no le miro directamente a los ojos. Piensa que no puede ser visto, que es transparente. Si le mirara directamente dejaría de pensar en sí mismo como personaje oculto en su silla.
Pero hoy lo hice, le miré, y se sorprendió. Los interrogantes de su rostro se convirtieron rápidamente en exclamaciones y entendí el porqué: El hombre, recogido en su escondite como viajero deleitándose en el paisaje de ventana, sintió como, de repente, el paisaje le estuviera mirando a él.
Hubiera querido regresar sobre mis pasos y hacerle saber que no formo parte del paisaje, sino que soy otro viajero transparente.

viernes, diciembre 24, 2010

Las predicciones de Klementyna

Papá Noel nos trae este fantástico grito en un puente
Cuando Klementyna, a la entrada del restaurante vegetariano, me preguntó si mi depresión era endógena o exógena, ambos nos miramos: yo con un interrogante en los labios, ella con una falta de respuesta en sus ojos.
- Presentas los síntomas de la esquizofrenia: apatía, aislamiento y excentricidad. El próximo paso será la escisión de tu personalidad.
Klementyna había sido prostituta de altos vuelos. Se paseaba en limusina por París con un grupo de árabes. No es algo de lo que se sienta muy orgullosa. Es más, cuando hace referencia a ese pasado siempre declara que no llegó a tener sexo.
Ahora es actriz, tiene el pelo rizado muy largo y la nariz de Anna Magnani en Mamma Roma. Habla muy deprisa y un día se hizo vegetariana.
Pidió ensalada de germinados con tofu y canelones de espinacas. Yo pedí croquetas de mijo con arroz. Los pensamientos cruzaban mi mente lentamente, como en un bolero.
- Mi personalidad ya se ha escindido. La escindieron las cosas.
Sin levantar la vista de su plato y sin dejar de masticar predijo:
- Después, como un virus, tu depresión invadirá los aspectos intelectuales, emocionales y morales de tu personalidad...¿me pasas la levadura de cerveza?

jueves, diciembre 23, 2010

Las tranies de Jackson Heights

Reginaldo acababa de cortarse el pelo y yo tenía aún ojeras. Fuimos a comer al Pollos Mario de Astoria. Me comentó que su amiga Francit, que trabaja para la comunidad "tranie" dando clases a las "sex workers", nos había invitado a su fiesta de cumpleaños en las oficinas del Gay Center. Yo ya tenía ganas de conocer a esa tranie. Tranie se pronuncia "trani" como Willie se pronuncia "willi", así que empezando por la pronunciación prosigo con el relato.
Francit era un hombre que se hizo el cambio de sexo o pasó de tener sexo a no tener ninguno. Cuando era hombre se vestía de mujer y se prostituía en la Avenida 34. Después de la operación dejó de ser puta a ser "sex worker" pero sorprendentemente dejó de tener el éxito que se esperaba. Los hombres que iban con "ella" esperaban que tuviera rabo. Aún así, una vez dejó las calles y empezó a dedicarse a la docencia se volcó en las materias más importantes a enseñar. Eran tres cursos semestrales después de los cuales una puta se convertía en sex worker y un travesti en una tranie. Los últimos semestres se dedicaban a la enseñanza de las materias más ocultas, las que hacían de una tranie una tranie que comprendían el método para ocultar el pene entre las piernas sujetándoselo con un esparadrapo o el secreto de una buena mamada sin que tuviera que intervenir la boca. Después del tercer semestre se convertían en unas auténticas sabias del placer y su actitud ante la vida les cambiaba completamente. El curso les acreditaba como profesionales. Ya no eran unas perras y se entregaban con devoción y profesionalidad a su oficio.
De puta se llamaba Cristina y de tranie Francis pero Reginaldo al ver que había salido de la operación hecha una madeja de "features" y que no pareció haberle ayudado mucho a su transformación a mujer le puso el apodo de France-it. Tranie es el nombre familiar para designar a las "transgender", así que las que se cambian de sexo o están en el proceso se las llama tranies. Y como un hombre que ha decidido pasar por la tortura o alivio de ser mujer piensa que todos los homosexuales quisieran hacer lo mismo, sólo que no tienen el valor, les apodan con el nombre de "ponkas"
- ¿Así que ahora vas con esas ponkas? (por ejemplo, para ver el apodo en un contexto real)
Pues Francit da clases en el centro donde nos ha invitado a un trozo de pastel. No hubiera accedido de haber sabido que iba acompañada de algunas de sus alumnas. Mi ingenuidad me hizo pensar que estaba celebrando su cumpleaños sola.
Entramos en la oficina. En la cocina-comedor estaban las tranies. Se oían sus voces rotas, descompuestas y sin melodía, varias octavas más graves que las de una mujer y otras varias más agudas que las de un hombre. Reginaldo, mientras entraba en la cocina, me ha hecho esperar fuera hasta que me hiciera una señal por si las tranies estuvieran desnudas o desprovistas de los gestos de los que pronto irían a hacer gala para mí, un intruso. Ha salido dándome el permiso.
Fue como entrar en una obra de teatro ya empezada en la que los actores, repentinamente, detienen sus diálogos para saludarte, articulando las siliconas y sirviéndose de un público nuevo para volver a su representación de gestos afectados, de apoplegías verbales, de suspiros lapidarios. Apoyadas contra un mostrador había dos "chicas". Las dos parecían "chicas de verdad". Sentadas alrededor de una mesa redonda estaba Francit, cuyos labios borrachos de silicona no lograba domar y uno nunca sabía qué forma irían a dibujar al sonreir, qué línea estética obedecerían ante una risa imprevista. A su derecha tenía a una auténtica mujer colombiana que hablaba a las tranies como si fueran retardadas mentales. Era una manera de apoyar su causa.
Francit: Pues ahora estoy de lo más contenta con mi ciclomotor.
Reginaldo: ¿Y quién te lo ha regalado?
Francit: Mi hermano
Colombiana: Andaaaa, qué hermano más lindo y qué regalos te hace, ¿eh? -léase con la entonación con la que una enfermera le dice a un moribundo al entrar en la habitación y ver que no hay comida en su plato: "andaaa, nos lo hemos comido todo"-
A la izquierda de Francit, había una llamada Milagros que hablaba con ambos codos apoyados en la mesa, los brazos inmóviles y las manos azotando el aire, bailando al ritmo de sus palabras y detrás de ella una mexicana gorda, de aspecto tan grotesco que más que mujer parecía la parodia de un taxista de provincias al que, sin previo aviso, le hubieran salido unas garras de sus anchas manos, garras que quiso ocultar bajo una capa de esmalte rojo. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo pero ni siquiera esos pequeños detalles de feminidad impuestos eran suficientes para ocultar "el hombre que fue", el hombre que sigue todavía viviendo en ellas, suspirando tras las bambalinas y dejándose ver del mismo modo que el demonio escribió "help me" en el estómago de la pequeña Reagan. Eran todas ellas hombres que han ido construyendo su feminidad a trozos, desconociendo quizás, que una mujer es una pieza compacta, que cualquier movimiento va inevitablemente unido a un tamaño de brazo, una sonrisa a una determinada boca y una voz a una melodía física. Así, Milagros era mujer por la cola de caballo, por los senos y por las uñas rojas. La otra era mujer por sus gestos fingidos preparados de antemano ante un espejo y por su peinado. La otra porque se parecía a una canción de Whitney Houston y por los labios.
Al final del evento, Francit las ha premiado con preservativos. Ha sacado decenas de tiras de condones con diferentes sabores y colores. Al ver la bolsa se han lanzado todas a por sus regalos. Podían coger tantos como se les antojara, como perversas, para no traicionar el slogan de moda: "sexo seguro", slogan que ampara la promiscuidad y la prostitución. Los preservativos de Francit vendrían a ser como el rosario de un confesor impone al penitente y del que todas querían emborracharse para alejarse del pecado que representaba "no tener sexo seguro". La alegría de los condones se debía a que era una nueva remesa de preservativos con sabor a diferentes frutas. Milagros se metió en el bolso unas diez tiras de ocho condones cada una. Los sostenía en su mano ancha y grosera como si fueran un ramillete de flores de promisión, de folladas casi realizadas. Ochenta condones se llevó Milagros. Las otras no se quedaron cortas. Una preguntaba: ¿No tienes de frutas tropicales? Me encantan las frutas tropicales en invierno, dijo, conciliando así dos cosas tan dispares como la penetración anal y las estaciones. Tuve ganas de preguntar qué sentido tenía ponerle un sabor de frutas a un pene y, de hecho, empecé la pregunta pero sus voces, como siempre, eclipsaron la mía. Me callé y continué presenciando cómo embutían en sus bolsos las tiras de preservativos con las que revestirían el miembro de sus machos, preguntándome de algún modo, qué criterio seguirían para ponerle melocotón a Johnnie o limón a Fred.
Fracit nos invitó después a ir a su casa a conocer a su perrito Bebé y nos hemos quedado un rato bebiendo té frío. Ella parece buena persona. Al lado de su nevera incluso parecía una auténtica mujer. Me consta que las tranies sufren constantemente y que, bajo la bandera de libertinaje, han elegido un camino espinoso cuya única satisfacción es la de anular el fruto de su admiración, las mujeres verdaderas, a costa de convertirse ellas mismas en sus ídolos. Pero cuando logran ser mujeres no consiguen más que chulos como novios, drogadictos, hombres que no trabajan, las explotan, las dejan prostituirse, las celan y les hacen la vida imposible (dentro de la imposibilidad que pueda caberles) Aún así, se agarran a esa parcela de amor que les brinda su nueva situación y por tener la ilusión de estar con un ¨verdadero hombre" (o, mejor dicho, alguien que no sea una ponka) aguantan lo que sea. Francit se acaba de separar de su novio, aunque éste le llora por teléfono y le ruega que le acepte de nuevo en casa. No lo hará, nos ha dicho, y dejará que se mude a Florida a petición de su madre.

PAUSA COMERCIAL: VARICES

Ayer, recibí este email:

Hola,
Leo habitualmnete información en la red sobre las venas varicosas y he visto que publicaste un post en el que haces referencia a este problema en tu texto titulado La vecina húmeda:
VOZ: ¿Cuánto qué? Miren, no estoy para bromas. Tengo humedades en mi baño.
MONA: Y yo varices en las piernas.
TOBIAS: (acercándose a Mona) ¿Acaso va a decir todo lo que tiene para que nos demos cuenta de lo poco que tenemos nosotros? 
Hace unos meses, comencé una web sobre los tratamientos que existen para las varices y me gustaría publicitarla un poco, quizás por la temática sea un poco delicado. Con mis otros dos proyectos sobre la caída del pelo y las hemorroides (también delicada) voy mejor, te animo a que los conozcas.
De cualquier forma no me desanimo y busco mejoras. Me gustaría saber si te importaría convertir la palabra "Varices" que tienes en el post, en un enlace hacia mi blog.
Yo no sé hacer grandes cosas con el html. Su trabajo me costó colgar el premio de Stultifer, que al final terminó haciéndomelo un amigo. Así que le propuse a Cristina Pizarro ponerlo en un post aparte a cambio que me dejara contar la anécdota. Accedió y ahora me veo en la coyuntura de anunciar una web sobre varices, con el peligro de causar un pequeño caos entre los que me van siguiendo:
- ¿varices? ¿esta mujer tiene varices?
- No, tiene una web donde las cura.
- No, no, espera, cura las hemorroides pero las varices las hace.
- ¿Se hacen las varices?
- Ella está a favor de las varices. Debe de ser variló...¿varilóloga? 
- ¿El singular de varices es variz?
- Hombre, si de piel es dermatóloga, de variz... 
- Se declina como "lombriz"
- ¿Cuál es el singular de "hongos"?
- No me entero de nada
- No existe un sólo hongo. O se tienen más de uno o no se tiene nada. Es como querer hacer el plural de "internet"
- ¿Internets o internetes?
- O el plura de "universo"
- Existe: universos 
Se me ocurre modificar un poco el texto a través del cual dió conmigo para publicitarla y así no me lío mucho:
VOZ: ¿Cuánto qué? Miren, no estoy para bromas. Tengo humedades en mi baño.
MONA: Y yo varices en las piernas.
TOBIAS: (acercándose a Mona) ¿Acaso no conoces a Cristina Pizarro? 
MONA: Si no tiene web no.
TOBIAS: www.sociedadabierta.es
Después de esta pausa comercial le deseamos todo lo mejor a Cristina Pizarro y volvemos a la ficción...


martes, diciembre 21, 2010

Convocatoria de poesía

Nací el día 10 de agosto. Eso me hace del signo Leo. Dicen que los Leo se creen el centro del universo. Yo no me creo el centro ni me gustaría serlo. Sin embargo, hay pequeñas cosas que hacen saltar algún milagroso resorte que provoca el despertar del león. El viernes pasado fue uno de esos días y el resorte me vino por email. El email decía:
Estimada Sra.Dubczek:
Tenemos el gusto de enviarle las bases de la presente edición del Certamen de Poesía y Cuento de Humor Jara Carrillo, por si está interesada en participar.
Reciba un afectuoso saludo,
Maricarmen.G.G.G.
Coordinadora del Certamen
¿Por qué se me dispararon los resortes cuando recibí ese email? ¿Qué ví en ese mensaje? Interés. egoista. Desconozco las razones por las que a una convocatoria literaria le interesa que se presente mucha gente. Posiblemente, cuantos más seamos más subvenciones cobrará el ayuntamiento o quienquiera que sea el convocante. Por ese interés ciego, por ese egoísmo, no se tomaron siquiera la molestia de averiguar a qué sexo iba destinada su invitación. Le contesté:

Querido Mari Carmen:
Muchas gracias por su invitación pero quiero recordarle dos cosas.
1.Que lo que tengo entre las piernas me hace ya Sr.Dubczek.
2. No debo presentarme a su concurso porque me concedo desde ya mismo el primer premio, el segundo y la Mención de Honor (en caso de no existir, convóquenla también porque me apetece abosrber todo el Certamen Jara Carrillo)
Suyo hasta la muerte,
Romek Dubczek
Duque de Cracovia 

Al día siguiente me manda esta maravillosa respuesta:


Sr. Dubzek, aunque no sé si debería dirigirme a usted como Excelencia, en loor de su título nobiliario:
Ante todo, mis más humildes disculpas por el lapsus totalmente involuntario respecto a su género sexual, que en ningún momento he pretendido cuestionar.
Dicho esto, le comunico que acepto su ruego y desde este momento queda anulado el concurso y proclamado usted como ganador. Sólo que, para evitar impertinentes reacciones de las páginas literarias , participantes avisados y aviesados de otros años, que ya tienen las bases en su poder y de aquellos otros que ya han enviado sus obras para éste, fingiremos que el proceso normal de la convocatoria continúa. Para ello, le ruego que envíe usted un cuento o poema. Cualquier cuento o poema de su autoría será de una calidad innegable, así que no es preciso que medite demasiado la elección.Cuando llegue su momento, se le comunicará oficialmente el fallo, que ahora sólo usted y yo conocemos. Deje de mi mano convencer a los demás miembros del grupo de preselección y, posteriormente, a las restantes personas que componen el jurado. Espero que no me resulte difícil. Si alguno se resiste, pasará a engrosar la triste relación de personas fallecidas que en algún momento de la ya larga trayectoria del Certamn han formado parte del jurado jarero.Todos los echamos tanto de menos, especialmente por estas fechas tan entrañables...
Suya también
 Mari Carmen G.G.G.
Coordinadora del Certamen
¿Veis como ganar premios literarios no es difìcil? Sólo hay que exigirlos :)

lunes, diciembre 20, 2010

Vampiros

Los aztecas y los mayas realizaban sangrientos rituales. Tenían la creencia de que los dioses necesitaban alimentarse de personas. La manera de llegar a estas personas-alimento era a través de su sangre.
Casi todas las culturas humanas, incluyendo el Cristianismo, han estado involucradas en sacrificios humanos en honor a los dioses o a los demonios. Eran sacrificios donde la sangre protagonizaba la ceremonia. 
En la liturgia católica se bebe "la sangre de Cristo", representada ahora -afortunadamente para el cura- en vino. Pero no deja de ser un símbolo que representa "su sangre". 
Parece ser que a lo largo de la historia de la humanidad se ha sabido que la sangre es la esencia de una persona, su alma, sin la cual no es más que un cuerpo. Y un cuerpo sin alma es un vampiro. 

Llegó el cine con su primer vampiro, el Nosferatu de Murnau. Para entonces los vampiros eran feos, desagradables y sólo les interesaba una cosa: beberse tu sangre. A toda costa. Así fue durante muchos años. Había una diferencia entre nuestro mundo de humanos y el de ellos. Ser un cuerpo sin alma no estaba bien visto, era un rollo.
En Entrevista con el vampiro ya no eran tan feos, tenían una voz propia y ciertos sentimientos. Brad Pitt ya no era horrible. Seguía pálido, sí y era muy desagradable cuando bebía sangre.  ¡Pero en la entrevista estaba tan mono! La diferencia entre nuestro mundo humano y el de los desalmados vampiros se difuminó un poco. Brad Pitt inició las concesiones que más tarde haríamos a la nueva generación de vampiros.
Por fin, llegó la famosa saga de Crepúsculo. Ya no son feos, su palidez se ha atenuado bastante y no sólo pueden sustituir la sangre humana por sangre animal (aparición de los primeros vampiros "vegetarianos"), sino que también pueden enamorarse. Lo ideal, no obstante, es que se enamoren de otro vampiro porque los vampiros entre sí se entienden. Casarse con un no-vampiro no procede y la comunidad de chupasangres podría ponerse de mala ostia. La chica protagonista, también guapa, aunque no-vampira. A pesar de eso, se obsesiona de Eduard Culen, el único vampiro soltero del grupo. Nada le aterra más a Bella que saber que Eduard Cullen será chulazo de por vida mientras ella envejece sin remedio. En la segunda parte hasta sueña que celebra su cumpleaños siendo muy vieja y que Eduard, con el mismo aspecto de portada de Vogue de siempre, la felicita dándole un beso asexuado en la mejilla.
¿De qué se enamora Bella? No de su alma (porque no tiene), sino de su cuerpo (que tendrá siempre). Pero en lugar de ponernos de fondo el ruido en forma de ritmo insufrible de las películas pornográficas nos ponen voces celestiales. El amor físico se ha divinizado. Y como Eduard Cullen es tan guapo, tiene tanta clase, sube montañas, escala árboles y detiene coches con la mano, el público le perdona todo lo demás, siendo que "todo lo demás" era lo que antes aterrorizaba a las masas.
Eduard le dice en el bosque tratando de persuadir a Bella de que no se enamore de él:
- Bella, he matado personas.
- No me importa.
- He hecho daño.
- No me importa.
- Incluso he pensado en matarte a ti.
- No me importa.
Pero, a ver, ¿qué es lo que le importa a esta chica?
Todo lo suyo es que él la muerda y "la convierta" en uno de ellos. Todo lo suyo es vivir para siempre a su lado, ser dos vampiritos felices, comprar una casa en Forks y ya está.
Pero él no quiere morderla. La quiere así como es, con todos sus globulillos blancos y rojos.
Después de la primera película, todos los jóvenes de este planeta están esperando que la muerda porque los jóvenes de este mundo quieren ver a Bella feliz y, a través de Bella (por el milagro cinematográfico de la identificación con el personaje) ser felices ellos, los espectadores.
Diría que la frase más importante de la saga se dice en Luna Nueva, cuando ella, volviendo a insistir en que la muerda y él se niega porque si lo hiciera se quedaría sin alma, declara: 
- No me importa, toma mi alma. No la quiero para nada.
Lo divertido de todo esto es que ahora es el espectador el que se entrega al desalmado vampiro y el milagro se ha realizado. 
Mensaje para los jóvenes del planeta:
1. El amor físico (sexo) es lo más importante que hay.
2. Si pensábais que vuestra alma tenía alguna relevancia, estábais en un craso error. El alma es como cualquier otra cosa pero, por alguna razón, si la das obtienes la ostia a cambio (en este caso, un chulazo)
3. Las creencias de otras vidas después de la muerte no han sido comprobadas. No hay nada mejor que esta vída física y es importante luchar y entregarlo todo para que sea lo mejor posible.
Personalmente, prefería a Nosferatu. Me gusta que lo horrible anuncie su llegada.
Ayer leí este anuncio en uno de los lados de mi página de Facebook:
"Ya es hora de cambiar. Pídenos hasta 300 euros, rápido, sin papeles, desde tu móvil o internet. No gastes tu vida, gástate el dinero"
Sin duda, somos ahora nosotros los que adoramos a los vampiros y voluntarios nos ofrecemos a ellos.

domingo, diciembre 19, 2010

Agradecimientos

Hoy fue el último día de Las Malditas. Hasta hoy no había subido nada que requiriese un seguimiento. Espero no haberos cansado a alguno de vosotros.
Mi idea inicial no fue la de subir las ocho partes en las que la dividí pero visto que se leía y gustaba me animé hasta el final. Los dos últimos, debido al escaso número de comentarios, me hicieron sospechar que tal vez se hizo un poco largo pero imagino que más de uno los ha ido siguiendo sin tener que decir nada.
Quiero agradeceros a todos las visitas y, sobre todo, los comentarios que me habéis dejado y a los que, quizás no he sabido responder como debiera, por eso preferí dedicar una entrada sólo para haceros saber lo mucho que me ha llenado vuestra presencia, vuestras palabras de apoyo y vuestro cariño.
Un abrazo especial a Eurice, que tuvo el detalle de poner un enlace de mi blog en el suyo y de dejarme a cada post palabras de aliento, a Theodor porque uno de sus comentarios me erizó los pelillos, a Thiago que siempre tiene las palabras adecuadas, a mi poeta Rosa, a mi peruano favorito Gary, a William de Baskerville que me sigue desde hace muchos años, a Stultifer que me concedió el galardón que colgué aquí (con la ayuda de mi amigo Eduardo) y, en fin, a Rosa, a La Lola, a Menda, a Cristal, a Diego Tejada, a Antony, a Christian, a Vivianne, a Ihiamehoy, a Uno, a Arezbora, a Pon, a Mariluz, a Z (que me vió como Gila), a Daniel Arcel, a Joe, a Antonio de Nicaragua (que firma como anónimo), a Figaro, al recién incorporado Tonet y a mi gran amigo Pepín, de El Salvador.
Ha quedado un poco como los Oscars pero de vez en cuando está bien ser romántico. Uno puede ser raro y hasta un poco autista (autismo leve o síndrome de Asperger) pero también tengo mis sentimientos.
Hace apenas unas semanas, todos vosotros (menos alguno que ya conocía) no érais más que simples nombres o pseudónimos. A medida que he ido entrando en vuestros blogs he aprendido un poco más de vuestras vidas e inquietudes y ahora vuestras diferentes personalidades van dando cuerpo a ese nombre desconocido y me siento orgulloso de vuestra amistad y vuestro apoyo.
Gracias de nuevo. Sigo con más esperando que lo disfrutéis tanto como yo vuestra presencia.
Aprovecho al oportunidad (como dicen las aburridas cartas comerciales) para desearos unas felices fiestas y un feliz solsticio de invierno.
Un abrazo a todos...
(y ahora es cuando lanzo la rosa jeje) 
Romek

sábado, diciembre 18, 2010

Las malditas de Prospect Park (final)


- ¿Por qué lo hiciste?
- Me estaban dando muchos celos.
- ¿Sabes?...Creo que empezaba a ser feliz.
- Por eso tenía celos.
- Claro...Podías haberme dejado ser feliz un poco más.
- Tarde o temprano habría muerto y hubiera sido peor.
- El me quería como soy...qué absurdo, como si nosotras fueramos algo.
- ¿Cómo se suponía que eras?
- Como él se imaginaba... Y yo...Yo estaba empezando a ser lo que él quería, su felicidad. Betty, ¿te has dado cuenta de que hemos vivido matando?
- O ellos han vivido muriendo.
- ¿Qué somos en sus vidas?
- ¿Qué es la vida sin nosotras?
- Parece que se haya desmayado o que esté durmiendo.
- Le sienta mejor la muerte que la vida.
- Yo estaba a punto de dársela y tú se la quitaste porque eso te revolvía el estómago.
- ¿Qué sentiste?
- Estoy emocionada...o lo estaba. Es algo difícil de definir...Como que te pasa un tren por encima y sus ruedas metálicas son dedos que te abrazan.
- No me convence eso del amor.
- ¿Qué hacemos con él ahora?
- Nada. Que se quede ahí hasta que se descomponga.
- El parque olerá mal.
- ¿Qué hay de malo en eso?
- Nada.
- Pronto amanecerá. Vayámonos. Quiero volver al horario de antes. La noche no me convence.
- A mí me estaba convenciendo cuando tus muletas empezaron a agitarse en el aire.
- Seremos malditas pero diurnas.
- Ahora estoy cayendo en la cuenta de que cuando yo sentí la felicidad tú sentías la desgracia.
- Eso es.
- Entonces de algún modo hiciste bien.
- De este modo seguimos junts, sin celos ni envidias.
- ¿Oyes a los pájaros? Cantan porque son infelices.
- ¡Qué malo es sentirse infeliz!
- ¡Qué malo es sentirse feliz!
- Deberías agradecerme toda la vida mi golpe de muleta. Te he evitado tener que pasar por momentos inolvidables, de esos que una recuerda mucho junto a una ventana cuando la abandonan.
- Me hubiera dejado por otra maldita más espabilada que yo.
- Seguro que te hubiera dejado por mí.
- No creo que haya otra maldita por quien dejarme en Brooklyn.
- Mañana venimos a las dos de la tarde, como antes.
- Oye, Betty, el que entra por ahí sí que parece Sigfried.
- ¡Es igual que en la foto! 
- ¿A estas horas viene? A estas horas todo ha ocurrido ya. Se me había olvidado decirte que este que está aquí era un tal Marcus.
- ¿Y por qué le besaste?
- La boca no sabe de nombres.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- ¿Antes? Me estaba besando, me taponaba la boca. Además, ¿qué hubiera cambiado?...¿Nos acercamos a Sigfried a ver?
- Está amaneciendo. Se me verán demasiado las muletas.
- Te puedo colocar contra un árbol y cubrimos las muletas con hojas secas.
- Prefiero irme.
- Espera, Betty, nos está llamando...
- Molly, no puedo frenar en seco. Me es totalmente imposible.
- Se acerca...
- Parece que está algo agitado, ¿de dónde vendrá?
- Creo que viene a por nosotras, ¿qué hacemos?
- Ser nosotras mismas.
- ¿Malditas?
- Sí, mejor asumimos nuestro papel. Hemos sido demasiado blandas . Ya voy frenando. Muéstrale una de tus mejores caras, que se siga acercando. 
- Me está subiendo la adrenalina. Qué sabia es la naturaleza, me siento en el aire.
- A mí se me alborotan las hormonas.
- Hemos nacido para esto.
- Nunca te dejaré.
- Yo tampoco. Somos las dos caras de una misma moneda.
- Eso, somos una moneda. Vamos a por él.
- ¡Vamos!, ¡qué diablos!

Las malditas de Prospect Park 7


- ¡Tchist!
...
- ¡Tchist!
- ¿Es a mí ese chasquido?
- ¿Hay alguien más?
- No es manera de llamar a la gente.
- Como no sé tu nombre no te puedo llamar de ningún modo.
- Cuando no sabes el nombre de alguien no tienes derecho a dirigirte a él. Para eso están los nombres...Son como secretos que se confiesan a personas que nos despiertan un interés especial.
- ¿Me dices tu secreto?
- Me llamo Candy.
- Es un nombre muy bonito, hace juego con tu aspecto.
- Gracias.
- ¿Te molesta si me siento a tu lado?
- Como quieras, pero no tengo muchas ganas de hablar.
- Sólo te molestaré lo justo.
- La molestia no tiene grados. Se molesta y ya está.
- Pues te molesto y ya está...Desde aquí te veo mejor.
- Es por la perspectiva. Aquel banco está más lejos.
- ¿Qué haces perdida en el parque?
- No estoy perdida, estoy meditando, liberando pensamientos.
- ¿A esta hora?
- ¿Qué mejor hora para liberar pensamientos?
- Se pueden liberar de día.
- De día es cuando los pensamientos esclavizan, por decirlo de algún modo.
- ¿Qué te gustaría saber de mí?
- Me gustaría saber cuándo te vas a cansar de hablar.
- Deberías relajarte.
- Eres un extraño y no hablo con extraños.
- Cuando sepas mi nombre ya no seré un extraño. Lo dijiste antes.
- Exactamente no es lo que dije pero bueno...¿Cómo te llamas?
- Marcus.
- ¿¿Marcus?? Me parece que me tengo que ir.
- ¿Así tan rápido?
- ¿Debería irme poco a poco?
- ¿Te espera alguien?
- Me dirijo al final del parque y tengo prisa por llegar a ese punto...Me lo he puesto como objetivo.
- Te he preguntado si te espera alguien.
- Nadie espera a...Candy.
- Quédate un poco más. La noche es serena y tranquila.
- Me quedo pero que conste que no lo hago porque la noche sea serena y tranquila.
- ¿Por qué te quedas, entonces?
- Porque nadie espera a Candy.
- Te conviene hablar con alguien de vez en cuando.
- ¿De qué puedo hablar contigo?
- Hagámonos preguntas.
- No se me ocurre nada ahora.
- ¿Vives sola?
- Sí.
- Yo te protegeré.
- ¿De quién?
- Los lugares solitarios son peligrosos para una mujer indefensa como tú.
- Si me hubieras dicho eso antes me hubieras tenido en tu regazo toda la vida.
- ¿Toda la vida?
- Pongamos que yo estoy sola, sentada en este banco. Llueve y yo no tengo ni paraguas ni bolsas...Las gotas de lluvia se deslizan blandas e irrespetuosas por mi cara...¿qué más?...¡Sí! ¡El rimel!...El rimel forma unos caminitos sobre mis pobres mejillas y...¡mujer a la intemperie!...Me encanta, es fabuloso. ¿Tú no eres romántico? Si no lo eres no habrás entendido nada, claro.
- ¿Cuál es mi papel en esa escena?
- Luego entras tú y me entras a golpes porque eres una persona que no tiene sentimientos y tanto te da enterrarme viva como llevarme a París.
- ¿Y si no me diera igual?
- Esa era mi escena. Si la quieres de otro modo inventate una propia. Es que estoy escribiendo mi biografía para la posteridad con fotos y pies de página.
- Mi escena sería...
- Sigue.
- No importa.
- Tienes miedo.
- El miedo es también un sentimiento.
- Entonces no tienes miedo.
- No, qué remedio.
- Entonces continúa.
- En mi escena entraría yo y al verte ahí sentada como te has descrito me despertarías algo tierno...algo que no he sentido nunca.
- Eso es un poco cursi y lo cursi me pone violenta.
- Pues me parece una bonita escena.
- Sólo le faltaban dos palmeras cocoteras y una playa de arena blanca. Es hora de que empecemos a decir la verdad, guste o no guste.
- ¿Qué verdad?
- Que no tenemos sentimientos.
- Pero es bueno que pensemos que podríamos tenerlos en un momento dado, para crear dualidad.
- Me voy a casa. He pensado demasiado.
- No te vayas.
- Me haces daño en el brazo.
- Quédate.
- Bueno...Ya no lloverá más. No me gusta la lluvia. Es blanda.
- Las cosas blandas humillan.
- ¿Entonces por qué usas cosas blandas conmigo?
- A tu lado me siento débil y con ganas de besarte. Debe de ser incómodo ser una persona muy deseada. Los que no lo somos tenemos que buscarnos la manera de conseguirlo...Voy a acercarme a ti...¿Puedo?
- Pensaba que de noche en este parque uno hacía con el otro lo que quería aunque el otro no quisiera.
- Si no quieres no puedo obligarte.
- Deja que me resista un poco y después me besas.
- ¿Tienes alguna escena especial en la mente?
- Seguramente.
- Te voy a besar.
- Me resisto un poco...eso, acércate...haz fuerza...ahora me doy a ti por completo.
- ¡Betty!
- ¡Oh, no, la coja de nuevo!
- ¡No Betty, con la muleta no! ¡Betty! ¡Be...! Vaya.

viernes, diciembre 17, 2010

Las malditas de Prospect Park 6


- He empezado mis memorias. Como no logré dormir me dije: Molly, dedica el tiempo a ti misma...El horario este me está cambiando la cara. Creo que se me está cayendo.
- Yo también he empezado mis memorias, aunque preferiría escribir las tuyas para permitirme el lujo de la objetividad.
- Conmigo no eres objetiva, pero qué importa...¿Te leo el prólogo? No es mucho.
- Si tuvieras mucho no sería cierto porque tú no has hecho gran cosa.
- No hemos hecho nada pero lo hemos hecho todo. Por eso nos llaman las malditas. Por eso nadie nos hace caso. Por eso se alejan...¿Te leo el prólogo o no?
- Lee hasta que regrese él y entonces me iré.
- Hoy me tocaba a mí y a ti esconderte en los matojos.
- Es necesario que corrija los errores que cometí ayer. En cuanto lo haya hecho te doy tu turno. Lee.
- "Nací en una casa de Park Slope un día de niebla. Teníamos goteras en el techo y después mi madre falleció"
- Menudo drama.
- "...Cuando la casa ardió en llamas mi padre encontró un trabajo en el extranjero, se aprovechó de mí y tuve que aprender a cocinar para mí misma"
- No escribes con hilo. Una cosa tiene que llevar a otra o el lector se cansa.
- Más se cansaría si una cosa le llevara a otra...Ya no he escrito más. Quiero poner la foto del río Hudson...
- Espera, creo que ahí viene
- Llega pronto, estará ansioso.
- Voy a ir al otro banco. Tú colócate en tu lugar.
**********
- Ya sé que lo normal es que me presente...Pues bien, no lo voy a hacer.
- ¿Tú otra vez? No te presentes, ya sé quién eres, una maldita.
- ¿Una maldita?
- De lo contrario no estarías a mi lado buscando violencia.
- Te busqué ayer por las buenas y no te encontré. Hoy usaré otra técnica.
- ¿Qué técnica es esa?
- Hablar contigo sin presentarme. No quiero que sepas quién soy.
- Mejor que no sepas quién soy yo.
- ¿Y si lo supiera?
- No estarías ahí sentada.
- Has dicho que soy una maldita. Los malditos no tememos a nadie.
- Tampoco creo que seas lo maldita que aparentas.
- Eres uno más de los de ahí fuera. Piensas que una persona ha de ser lo que aparenta. Eres tan vulgar que tú sí aparentas lo que eres.
- ¿Qué soy?
- No me importa.
- Claro que te importa, por eso estás aquí.
- Si me importara no estaría aquí porque tendría miedo.
- ¿Por qué no tienes miedo?
- ¿Por qué iba a tenerlo?
- No me respondas con otra pregunta.
- Te estás poniendo violento.
- Casi lo consigues. Con un poco de suerte no saldrás viva de ésta.
- ¿Es una burda amenaza asesina?
- Tú eres la niña que se quedó huérfana al nacer, Betty. Vi tu foto en una revista.
- Para que veas que no soy la única que sale en revistas...Y una vez nos hemos reconocido dejemos nuestros traumas a un lado y juguemos a vivir.
- Nunca he salido en una revista.
- Entonces, ¿no me vas a hacer nada?
- Vete.
- Ven, dame un beso.
- Tus besos no saben a nada.
- Me resistiré un poco si lo prefieres.
- Ni resistirte sabes.
- Tú tampoco eres lo malo que pretendes ser.
- Voy a dar un paseo por el parque.
- Yo voy contigo, me levanto, espera.
- Iré solo.
- Y yo iré contigo, así los dos iremos solos.
- ¡He dicho que te largues!
- ¡No me empujes que me ca...!
**********

- Betty, ¿estás llorando?
- Me ha entrado una broza en el ojo. Ayúdame a levantarme.
- ¿Cómo te ha ido?
- A juzgar por cómo he terminado, en el suelo y sobre un charco, parece que no muy bien. Mañana no pienso venir.
- ¿Estás dolida? ¿Qué sientes?
- Molly, nadie nos querrá nunca.
- ¿Qué culpa tengo yo de tus intentos fallidos? Seguramente no seguiste las instrucciones.
- Sabe quién somos.
- No, sabe quién eres tú pero no sabe quién soy yo. Mañana es mi turno y tú te esconderás detrás de la mata.
- Fracasarás también. No es como nos lo imaginábamos. Vámonos a casa.
- El es nuestra última oportunidad.
- He agotado mis oportunidades.
- Si yo lo consigo lo conseguirás tú también. Le hablaré de ti, le diré que toda tu vida fue un accidente y lo haré con una cara que no podrá negarse. Te aceptará y juntas saldremos de la maldición.
- En cuanto le hables de mí te relacionará con mi pasado e intuirá el tuyo.
- ¡Espera! ¡Por ahí viene! ¡Escondete tras las matas y yo me siento!

Las malditas de Prospect Park 5


- No me llevo bien con Sigfried, Molly.
- ¿Qué te ha dicho? Sólo te he oído gritar que no eras nadie pero él ya estaba un poco lejos.
- No le caigo bien.
- Tampoco le has caído tan mal como para asesinarte o violarte.
- ¿Esa era la idea, no? Suscitar algo en alguien, encontrar una persona que nos vea como a dos pobres almas. Y, lejos de eso...se ha ido.
- Ya tendrás más oportunidades.
- ¡Juro que acabará forzándome! Tengo que ser más violenta que él...¡Nosotras lo somos!
- Vamos a ver...Para que una persona fuerce a otra, la otra se tiene que resistir o dar muestras de que se resistiría, ¿No? Tú, más que resistirte te has regalado.
- ¿A qué me iba a resistir si no me ha insinuado nada?
- A un violador no le guta notar que les vienen por detrás. Ellos son los que eligen y nosotras tenemos que dar a entender que no desearíamos por nada en el mundo ser elegidas...Eso es resistencia.
-Propón un plan para que nos fuerce y no tengamos que regalarnos.
- Simplemente sentarnos en este banco, no ir a por él. Mañana te tocará a ti esconderte.
- ¿Y si se queda en su banco de siempre y ni te ve?
- Saca el libro que trajiste. Dámelo. Movimiento...eme...o...vi...¡movimiento, aquí está! "El movimiento: No se moverá incitado por otras violencias", o sea, las nuestras, Betty, "...sino que lo hará en el momento adecuado. Para saber cuándo puede ser el momento adecuado, ver gráfico en la página ochenta" Ahora buscamos el gráfico...aquí está, míralo.
- ¿Dónde estamos nosotras en este gráfico?
- Aquí...él es la línea y nosotras...nosotras...No, no es aquí...¿Dónde estamos nosotras?...Si él hace un movimiento ascendente y nosotras...que no sé dónde estamos...No, no. Si nosotras...somos el punto imperceptible de la incógnita X, tenemos que despejarnos.
- Bah, este libro no sirve para nada. Despejada ya estoy.
- ¿Por qué lo has tirado? Claro que sirve.
- ¿No ves que nosotras no constamos en ninguna parte?
- Obligaremos al mundo a que nos incluya.
- ¿A la fuerza?
- A la fuerza.
- Entonces ya sé quienes éramos nosotras en el gráfico, las violentas.
- Otro trueno. Mejor nos vamos.
- Mañana lo que habrá según el parte metereológico será viento.

Las malditas de Prospect Park 4


- Perdone, señor, ¿tiene hora?
- Mira tu reloj.
- Con las muletas no puedo. Ahora que he cogido carrerilla si miro el reloj me caeré.
- Es de noche y ya está.
- Es verdad, es de noche y ya está...Es que estoy cronometrando lo que tardo en ir con mis muletas de un lado a otro del parque.
- Son las dos de la madrugada.
- Gracias.
- De nada.
- De todos modos me voy a sentar a ver si amaina porque con esta lluvia no sé caminar. El suelo está lleno de barro.
- Hace rato que ya no llueve.
- No importa, si no me siento por una razón lo haré por otra...¿Vienes mucho por aquí?
- ¿Por Brooklyn?
- Me refiero a Prospect Park.
- Todas las noches. Y siempre me siento en este banco.
- Parece cómodo.
- No tengo ganas de hablar, así que no me busques conversación.
- La verdad es que yo tampoco tengo ganas de hablar...Hablo siempre muy poco...casi nada. Menos cuando estoy sola. Cuando estoy sola parece que me hayan dado cuerda.
- Ahora no estás sola, estás a mi lado.
- Gracias.
- ¿Gracias de qué?
- Me sonó como a  frase protectora.
- Lo último que haría yo en este parque de noche sería protegerte.
- ¿Y de día?
- De día no vengo aquí.
- ¿Y si me ataca alguien en este parque de noche no me defenderías?
- ¿Quién iba a atacarte? Aquí no hay nadie.
- Estás tú.
- Yo no puedo atacarte y defenderte al mismo tiempo.
- Claro...¿Trabajas aquí?
- ¿En Brooklyn?
- En Prospect Park.
- Prospect Park está en Brooklyn.
- Lo sé, nací aquí...Bueno, no nací aquí exactamente...Soy medio polaca, ¿sabes?
- Tus otras mitades no me interesan.
- ¿Y esta mitad?
- Te dije que no quería hablar.
- Primero uno tiene que hablar para que venga lo demás.
- ¿Qué demás? ¿Qué quieres de mí?
- ¿Trabajas aquí, en Prospect Park donde nos hallamos ahora mismo?
- ¿Otra vez?
- No me habías respondido.
- No tengo porqué responderte.
- Y yo estoy en mi derecho de preguntar. Pero ahora me voy.
- No, me voy yo.
- Entonces me quedaré un poco más. No me gusta caminar con extraños. Más que nada porque caminan muy rápido.
- ¿Tienes cinco dólares?
- ¿Me vas a robar?
- Te los estoy pidiendo. Si te quisiera robar, a estas alturas ya no tendrías nada.
- Nunca he tenido nada.
- ¿Me das cinco dólares o te los tengo que arrancar?
- No hace falta arrancarlos. Toma.
- Gracias.
- Parece que esté pagando la conversación.
- Ese es mi trabajo.
- ¿Conversar?
- Que conversen conmigo.
- Aquí no hay nadie.
- ¿Tú no eres nadie?...Bah, adiós.
- ¡Espera!...¡No, yo tampoco soy nadie!

Las malditas de Prospect Park 3

- He traído el libro del que te hablé
- Yo te traído fotos. Para lo de nuestras biografías... Qué diferente se ve todo de noche. Se ve menos.
- Y al mismo tiempo, se ve más.
- Déjame ver el libro..."Cómo domar al hombre violento del siglo XX" El título no es sólo sugerente, sino que, además, es moderno.
- Tiene hasta gráficos
- Enséñame alguna llave maestra a cuatro piernas. 
- Son gráficos, no clases de karate. Se trata de sacarle a la violencia un poco de ternura.
- ¿Y qué hacemos con la ternura?
- No sé, porque la ternura es lo opuesto a la violencia y Conrad Owens es violento.
- Y tú con tus muletas poco te podrás defender.
- Psicológicamente sí puedo.
- Claro, esa es la razón del libro...Aunque de poco nos servirá un gráfico de noche en el parque
- A ver..."Regla número uno: hablarle al violento de tú a tú sin dejarse amilanar por sus palabras (y mucho menos por sus músculos)"
- La regla número uno la tenemos superada.
- "Regla número dos: No llevarle la contraria pero tampoco darle la razón. Un término medio. Oponerse sin poner la vida en ello"
- Nosotras que llevamos una vida en sentido contrario.
- Espera, aquí hay un dibujo de la psique.
- Qué complicada. ¿Nosotras también tenemos eso?
- Sí, aunque seguramente de otro color. "Regla número tres: Darle pruebas de que no se le teme"
- ¿Como por ejemplo?
- ¿Ejemplo?...A ver...Ejemplos en la página veintisiete. Veintisiete, veintisiete...
- Ahí está, lo acabas de pasar.
- Sí, ejemplo..."Sé quién eres y no me asustas", o "Sé quien eres y no me iré", "Sé de tus fechorías pero no van conmigo"
- No me convencen mucho, es lo que suelen decirnos a nosotras y no funciona.
- Ernest había leído el libro por lo visto...Bueno, ya tenemos bastantes ejemplos.
- Vaya, ahora se pone a llover.
- Lo que faltaba, encima humilladas. Espera, creo que tengo un par de bolsas de plástico. ¿O nos vamos a casa?
- Ahora que hemos cambiado nuestro horario nos quedamos aquí.
- Pues enséñame tus fotos.
- Te las voy a enseñar, ya era hora de que me lo pidieras. Me apetece mucho hablar de mí...Mira, esto es Roma...Gané un concurso de televisión para dos personas.
- ¿Con quién fuiste?
- ¿Con quién iba a ir? Con nadie.
- Es verdad. ¿Dónde estás tú?
- Salí en una esquina y la esquina la he recortado.
- ¿Por qué? Ya estabas bien en un margen...¿Quién es esta mujer?
- La encargada de la pensión donde me quedaba. Muy simpática pero le salieron unos pólipos en la garganta y luego no podía ni reír...Esto es el sur del Bronx y esta soy yo bañándome en el río Harlem.
- No te veo.
- Estaba buceando...Esta es otra de Roma...Tengo que ordenarlas...Mira, mis padres y yo.
- No te veo.
- Había poca luz...Yo estoy detrás de ellos, ¿no ves esta sombra?
- Ah, la sombra, sí.
- Ya no hice más viajes internacionales. El resto fue Coney Island, Astoria y el Circle Line.
- Disimula, Molly y no mires ahora pero un hombre se acaba de sentar en ese banco y creo que es él.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Se parece al de la foto?
- No le he visto bien la cara pero camina como si se conociera el parque de memoria.
- Ha de parecerse al Conrad de la foto aunque sea. Si no podríamos meter la pata.
- Mierda, se ha sentado tan rápido que no me ha dado tiempo de saber lo que mide...Ha escupido, seguro que es él.
- ¿Cuánta gente no escupe en los parques de noche?
- Una de nosotras tiene que acercarse, de lo contrario no saldremos de dudas nunca.
- ¿Quién empieza? La otra que se esconda detrás de algo por si tiene un puñal o una soga.
- Voy a ir yo y tú te escondes. Si me pasa algo actúa con rapidez y no dudes en matarle en caso de que sea necesario.
- ¡Espera Betty! ¿Cómo sabré si es el momento de matarle? ¿Y si me entran unas ganas incontrolables de hacerlo y resulta que podía haber esperado un poco más?
- Nos hacemos una señal.
- Me tiras una ramita seca o das unos golpecitos en el banco con la muleta o con las uñas. Con este silencio se oye todo...y hasta hace eco.
- Voy para allá.