martes, noviembre 16, 2010

El coleccionista

Richard colecciona amistades de postín. Los atiende cuando se encuentran en momentos delicados con vistas a que se lo devuelvan con creces en el futuro. Uno fue un diputado. Se acostó con él sabiendo que un día llegaría a presidente y, una vez en su cargo podría ayudarle a tramitar unos papeles para el consulado. Así fue. Siguió cultivando su amistad, le invitaba a cenas que organizaba en su casa. Había forjado una amistad tan profunda con el diputado tan fraternal e íntima que se permitía, de vez en cuando, darle unas nalgadas delante de todos al pasar. Con eso le decía a su audiencia lo que a él le estaba permitido por el futuro presidente. Los demás admiraban tanto a Richard, que ante situaciones como esta se quedaban más perplejos y boquiabiertos que una muñeca hinchable. Richard jugaba con los derechos que un día le había dado su alcoba.

Otro de sus amigos pintaba y por cosas de la vida se quedó sin casa. Richard le dió cobijo y le ofreció su cama y su cuerpo en lo que encontraba otra cosa sabiendo que sus pinturas un día serían muy cotizadas y así fue. Con el transcurso del tiempo, la casa de Richard se convirtió en un museo de cuadros regalados y muy valorados. Una vez el pintor encontró casa empezó a asistir a las cenas en casa de Richard y éste, para provocar en la audiencia sentimientos encontrados, aprovechaba para darle un beso de vez en cuando. Nadié pensó que Richard podría hacer eso con un pintor de esa talla.

Richard es de los que, de algún modo, te dicen: "Yo le tiré de los pelos del culo al director del Teatro Nacional"

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Muy bueno jajajaja me has hecho reir hasta caerme de culo jajaja

Tan solo una vez hace años estuve con un diputado, y solo esa vez para no verlo mas nunca... jajajajaja

Me encanto Papito..

Siempre tuyo

5:58 p. m.  
Blogger Mondragón de Malatesta dijo...

Yo quisiera ser una chica Almodóvar.

10:14 p. m.  

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