martes, noviembre 02, 2010

La frase


Tenía que hacerme unas fotos en la Roosevelt Avenue para mi documentación falsa. La 82, entre la Roosevelt y la Avenida 37, es una calle llena de tiendas de ropa donde las mujeres se aturden ante los escaparates como insectos que creen ver tras un cristal la flor que desean ayudar en su fecundación. Es una calle donde la gente camina con una torpeza que te saca de quicio. Justo al girar en la 82 la calle estalla de cuerpos, gente que habla, tráfico impaciente que hace sonar sus bocinas, tipos que a la puerta de los negocios reparten octavillas para que entres y compres. Uno de estos tipos era una mujer baja y regordeta en la entrada de una peluquería cuyo letrero decía en realidad "Manicurería". La mujer gritaba una frase, tantas veces pronunciada durante el día que habría perdido ese aire novedoso para ella y lo gritaba sin mover un sólo músculo, aunque para mí ha resultado ser el reflejo de una época y de una sociedad. La mujer gritaba: ¡Se hacen maquillajes permanentes! Lo hacía con tanta naturalidad que si un médico le hubiera solicitado sus servicios a la puerta de su consulta, sin ningún problema habría cambiado esa frase por: ¡Se hacen circuncisiones! Me hubiera gustado detenerme y por el único placer de verle la cara le hubiera pedido un "maquillaje permanente". Quiero que me empolven de por vida, que me injerten pintalabios y me raspen las primeras capas de la piel para meterme el colorete vitalicio.

Por fin tengo las fotos, ahora sólo tengo que ir a la Roosevelt para solicitar los documentos falsos. 

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