sábado, noviembre 20, 2010

La ultima estación

El hombre siempre cogía tarde el tren y por los pelos. Tenía que correr tras él corriendo por entre los raíles. Su desesperación y la rigidez de sus músculos me provocaba ternura. El sabía que yo le miraba y cuanto más le miraba más le adoraba. Su desesperación por subirse al tren me envolvía. Yo permanecía en el andén porque no me importaban los trenes, ni el frío.. Sin embargo, todo su afán era irse y me excitaba tanto el pensar que lo perdería como me entristecía que al final desapareciese.

En el momento de subirse al tren en marcha (que era de esos que echan humo y surcan las montañas) se le caía el paquete de cigarrillos como a la Cenicienta el zapato. Yo le pediría a alguien que lo recogiese para poder tocarlo. Tocando el paquete le tocaba a él. Después volvía a dejarlo en su sitio, en el suelo, porque él llegaba tarde de madrugada cuando yo supuestamente dormía. Un día le había dejado una frase escrita y él lo conservó. Pensé en escribirle compulsivamente todos los diás en los paquetes de cigarrillos que se le caían pero las frases que se me ocurrían se fueron alargando tanto que no me hubieran cabido ni en un cartón.

El día que decidí esperar a que llegara a la estación contemplé su cuerpo negro entero, desnudo, rodeado por una toalla blanca y su miembro erecto. Ese día ya no tenía prisa, ya no correría tras de nada. Se acercó hasta mí, me abrazó y yo me adosé a su cuerpo con el fin de no despegarme nunca. Mis manos verificaban que su esplada estaba constantemente allí. Tuve una sedante sensación de muerte y descanso. 

Me pidió que me cortara el pelo y yo le pregunté si él lo había hecho para lo cual me despegué un poco con el fin de comprobarlo. Se lo había cortado y era tan hermoso que no pude sostener la belleza de su cabeza afeitada y sus ojos que tanto había deseaedo que me anudé en un nuevo abrazo. Quizás le abracé de nuevo para no mirarle tanto. Mis ojos no soportaban tanto, así de repente y necesitaba ir haciendo pausas. 

Cuando desperté empecé de nuevo a trabajar en la fórmula que un día me permitiría encontrarle: la ansiedad

5 Comentarios:

Blogger William De Baskerville dijo...

Esto me encanta--> "Yo permanecía en el andén porque no me importaban los trenes, ni el frío.. Sin embargo, todo su afán era irse y me excitaba tanto el pensar que lo perdería como me entristecía que al final desapareciese."
"Mis manos verificaban que su esplada estaba constantemente allí. Tuve una sedante sensación de muerte y descanso. "
"Quizás le abracé de nuevo para no mirarle tanto. Mis ojos no soportaban tanto, así de repente y necesitaba ir haciendo pausas. "

Es lo unico que quita la ansiedad, al menos durante el tiempo que dura el abrazo, que no cualquier abrazo, si no "El abrazo".



Pd: Se te ocurren nombres de Blogs muy ingeniosos, este tambien me gusta.

Hasta pronto!.

8:14 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No en todos tus escritos me veo reflejado, pero este senti vivirlo al mismo tiempo de leerlo... Me encanto... Gracias

Siempre Tuyo...

11:14 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Gracias a ti, hermoso

11:50 p. m.  
Blogger Silvi Rivoira dijo...

La estacion se llama "claridad"?...vamos llegando.

12:51 a. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Gracias, William :)

12:58 a. m.  

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