martes, noviembre 30, 2010

Ladillas en Varsovia

Yo pensaba que sólo las putas tenían ladillas y resulta que no, que incluso Borys podía tenerlas. Y ahora incluso yo.

Trabajaba en una empresa de transporte internacional situada en el culo de Varsovia, en la zona industrial. Cuando me hicieron la entrevista me preguntaron si tenía moto. Como vi que era imprescindible tenerla para que me cogieran dije que sí. Pero no tenía.

En mi departamento somos tres: el jefe de importación, la jefa de importación, el jefe de Katowice y yo que no soy jefe de nada. Yo hago lo que me mandan mis superiores, que son todos.

En uno de los mostradores me rasco por primera vez. Al encontrarme entornando los ojos de placer y no encontrarle fin al rascarme decido irme al lavabo, encerrarme y rascarme todo el rato. Tenía a Borys pegado en el vello, sin saberlo. No era el momento de pensar si estaba o no estaba realmente enamorado de él.

Tengo los pantalones en forma de fuelle a la altura de mi rodilla, miro al techo sin ver nada, me rasco ininterrumpidamente. Hasta que no es normal. Me miro y hay unas cositas en el principio de cada pelo. Intentando descubrir la identidad de las cositas me doblo. Y me doblo tanto que me da una contractura en la espalda.

Como puedo me subo los pantalones, gritando por lo bajo. Y arrastrando los pies llego hasta mi sección. La jefa de importación me dice que me paso demasiado tiempo en el lavabo. Le digo que lo necesario. El jefe de exportación me dice que no conteste a Bogumila. Le digo que no le contesto, le respondo. El jefe de Katowice me manda a por una fotocopia pero no puedo moverme del dolor. ¿Te vas a quedar ahí?, me pregunta con el papel casi en el aire. No, me tendré que ir a casa, no me puedo mover. Si no te puedes mover no te puedes ir tampoco a casa, dice Bogumila, la jefa de importación. Pero tampoco puedo ir a hacer una fotocopia, le respondo. No contestes a Bogumila, dice el jefe de exportación, llevándome del brazo hasta un rincón para decirme algo privado.

Lo que me tenía que decir era que no me ve interesado en el trabajo, además, dije que tenía moto y no la tenía. Me lleva a un despacho, cruza las piernas, me entrega un cheque y me despide.
 Al salir me puse los auriculares y empezó a sonar una canción. De fondo, la maldita zona industrial, el autobus que no llegaba nunca y un intenso picor en el pubis. Debido a los libros, el walkman, mi postura y la gente, no me puedo rascar. Lo intento pero no llego. Estoy engordando. Una señora me mira y piensa: "qué juventud". 
Suerte que no llegué a comprarme la moto.

10 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

no sé si es ficción o realidad pero está muy bien narrado

bienvenido al barrio!

3:55 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Gracias, Galán. Es un poco de todo :)

5:36 p. m.  
Blogger Stultifer dijo...

Yacutín. Tes noches seguidas. Fin del problema.

6:02 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Sí, Yacutín y mejor me ahorro el post. Es fácil.

6:55 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Me he divertido como loco con tu texto, doy por sentado que es ficción. Y si no lo es, mentime, porque me voy a querer suicidar por reirme de semejante tragedia; no las ladillas, si no que perdieras el trabajo!

Te parece poco regalo la amistad y el afecto que me brindaste?

BESOTES AMIGO!!! Mañana por primera vez (y creo que por última) voy a cocinar en mi blog. Estás invitado.

7:26 p. m.  
Blogger matrioska_verde dijo...

el colmo de los colmos... pero por dios que hombre más gafe!

¡me he reído imaginando al protagonista doblado por la mitad y observando de cerca a los intrusos... dile de mi parte que "se lo ponga"

biquiños,

7:53 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Gracias, Stanley, asistiré sin duda :)
Gracias, Aldabra. Soy así de gafe jeje. Un abrazo a los dos.

8:49 p. m.  
Blogger Logan y Lory dijo...

Hola Radok, no teníamos el placer de conocer tu blog y ya que has tenido la paciencia de leernos y dejar tu comentario nos hemos asomado aqui para comprobar que además de saber contar las cosas tienes un gran sentido del humor para describir las escenas, lo que es de admirar.
Nos ha pasado un poco como a Kovalsky, que supusimos que el relato era ficción e imaginando la escena nos hemos reído con ganas de pensar en el pbre sufridor de esos desagrabales bichos y todo lo que se le avecina al personaje.

Total, que nos dejaremos caer por aqui a menudo, si nos dejas.

Un saludo cordial.

10:51 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Por supuesto, Logan y Lory. Un placer y gracias :) un abrazo

11:31 p. m.  
Blogger Teresa dijo...

:D :D magnífica escena la del baño, sólo le había faltado darse en la cabeza con la parte de abajo del lavabo.

11:04 p. m.  

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