miércoles, enero 05, 2011

Apuntes sobre La Cenicienta


Es bien sabido que cuando se sentaron a cenar, el príncipe ya sentía algo hacia Cenicienta. No la encontraba atractiva del todo pero iba muy mona porque el hada madrina, con su varita, le había vestido con las mejores marcas. Las varitas materializan lo que les apetece. Además, Cenicienta era nueva y despertaba en el príncipe una ansiedad incómoda que no cesaría hasta que lograra llevársela hasta la Estatua de Venus, donde solía poseer a sus víctimas. Las hermanastras habían estado millones de veces allí.
Así que el príncipe se pasó la cena endulzando los oídos de Cenicienta con miles de piropos pero Cenicienta, que a pesar de fregar suelos tenía sus estudios, reconoció en las palabras halagüeñas del príncipe una obscenidad manifiesta, una fresca impudicia y una real desvergüenza. Pero era el príncipe, era un cuento y ella...ella estaba enamorada.
Cenicienta bajó los párpados, que cayeron casi en peso muerto sobre el extremo de esa línea imaginaria que iba de sus ojos a la entrepierna del príncipe y se hizo la inevitable pregunta:
- ¿Por qué los príncipes llevan mallas?
Cuando el príncipe le propuso el paseo hasta la fuente, ella pensó que, según los cánones del buen tono, debería acceder, más que con un impetuoso "sí", con un lento y leve parpadeo, acompañado de un dejar caer el mentón en señal de asentimiento.
El príncipe quería llevársela a copular detrás de la Estatua de Venus. ¿No era eso una idea un tanto paranoide e, incluso, ofensiva? ¿Por qué precisamente la de Venus y no cualquier otra? El palacio estaba lleno de diosas, ¿por qué la llevaría justamente a la estatua más viciosa del jardín? ¿Por qué a ese rincón prohibido e inmundo al que ni siquiera los criados tenían acceso? ¿Por qué a ese lugar lleno de papeles usados y secos tirados por el suelo donde el césped, por haber sido maltratado tanto se había negado a crecer y en su lugar no había sino charcos y barro? ¿Por qué a Venus y no a Deméter? ¿Usaría Cenicienta esos pocos minutos de los que disponía para ser feliz o para hacerse la difícil?
Si accedió fue por amor. Y por amor le acompañó hasta la Estatua de Venus sin perder la compostura y sin tropezar con los guijarros del camino (llevaba zapatitos de cristal y no es un calzado precisamente adecuado para hacer una marathon). No obstante, eran ya las doce menos diez y sabemos que a las doce en punto la Cenicienta se convertiría en una rana. Claro que el príncipe no sabía nada de todo esto, de haberlo sabido se la hubiera llevado al baño mucho antes de los postres.
Cenicienta accedió por amor, sí y se dejó llevar por las circunstancias como una medusa en alta mar. Y conviene decir que, si bien ella disfrutó al máximo de esos diez minutos en los que pudo tener al príncipe entre sus brazos no podemos decir lo mismo del príncipe, al que le sobrevino el orgasmo en el preciso momento en el que Cenicienta se convirtió en rana.
En nuestra vida cotidiana no suceden estas cosas. Por lo menos no de este modo. Pero si nos atenemos a la analogía y no tenemos en cuenta la verdadera transformación de la persona en animal podríamos encontrarnos exclamando:
- ¡Con cuántas ranas he estado!

26 Comentarios:

Blogger Adrianos dijo...

y con cuantos principes ... exclamaran unas cuantas decepcionadas y enamoradas ranas

unos apuntes muy acertados los tuyos... a ver si los incluyen como un anexo al cuento... igual ayuda evitar unas cuantas absurdas visitas a esa estatua maltratada.

un beso

1:16 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Gracias, Adrianos. No estaría mal, incluso, reescribir el cuento entero. Un abrazo

1:31 p. m.  
Blogger Igor dijo...

Muy gracioso, Diseny y la realidad son polos opuestos.
Por amor, sobretodo que conste en acta, por amor. Si no, ¿qué dirían sus amigas?
Saludos.

1:49 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Ella sólo tiene que amar, el príncipe hace el resto jejej. Gracias, Igor

1:55 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

jajaja esto es asi un : "lo que no se vio" version sin cencura! jajajajaja xD yo siempre quize i quiero saber, que paso despues del "vivieron felicez" bueno luego del matri Xd jajaja

besoos!

2:29 p. m.  
Blogger Merche Pallarés dijo...

¡Ay! Cuántos sapos maravillosos han pasado por mi vida... ¡Me ha en-can-ta-do tu versión de la Cenicienta. Besotes, M.

3:03 p. m.  
Blogger Rosa dijo...

Bueno, yo en rana no me he convertido nunca. Pero sí he tenido algun maromo que se me ha transformado en armario empotrado mucho antes de que yo, no él no, sino yo, llegase al orgasmo. Quizás siempre lo fué, pero chico esto del amor que te hace ver hombres atractivos donde resulta que sólo hay baldosas, es un auténtico misterio jajaja.

Besosssss

3:56 p. m.  
Blogger Gary Rivera dijo...

que buena!! sabes , yo hace tiempo! escribi los clasicos cuentos a mi manera destrozando la inocencia jejeje que habia en ellos, tu cuento me ha hecho recordarlo! Creo que los volvere a escribir.

Y si a veces uno se lleva a la cama al aguien y ahi descubres que es alguien totalmente diferente! A veces claro son sorpresas agradable y otras mejor olvidarlo!

Un abrazo!

4:41 p. m.  
Blogger Bee Borjas dijo...

Què buena versión de la Cinderella! JAJAJA! ES-PEC-TA-CU-LAR Romek! Encima, una no pude evitar recordar la de sapos que hemos soportado despuès del lapsus sexual... Y la príncipes que me habrán mirado y habrán dicho "què fucking rana" Un abrazo de admiración pura!

6:22 p. m.  
Blogger labertolutxi dijo...

Espero que los diez minutos de disfrute hayan valido la pena y el príncipe, pues mira, otra vez será.

6:29 p. m.  
Blogger ✙Eurice✙ dijo...

No se que decirte Dubczek, nunca he sido ni me he convertido en rana.
Ni he estado con ranas, ahora "notas" que han salido ranas he conocido unos cuantos. :)
Una versión muy libre del cuento...reality show literario.

6:35 p. m.  
Blogger Antony Sampayo dijo...

Debes tener cuidado, Romek, je je je, por tu nueva versión de La Cenicienta, las demandas estan a flor día, je je je.
Abrazos.

6:36 p. m.  
Blogger Thiago dijo...

jaj cari, no sé porqué, pero inevitablemente tu descripción del entorno de la fuente de Venus, ese lugar lleno de papeles usados y secos tirados por el suelo, me ha hecho pensar irremediablemente en esos sitios de cruising gay -folladeras- o en un cuarto oscuro, en que, inversamente, montones de ranas pugnan por convertirse en príncipies para otras ranas iguales.. todo muy como en tu cuento, salvo que en este caso la varita mágica se llama polla jajaja


Bezos.

8:01 p. m.  
Blogger Ronronia Adramelek dijo...

Y es que, además, qué manía más tonta la de besar ranas ¿no?, teniendo en cuenta que el príncipe, cuando por fin llega, tiene cara de príncipe, corona de príncipe, viene montado en un principesco caballo blanco nuclear y viste de príncipe de los pies a la cabeza. Que se le ve que es un príncipe desde el panizo, para entendernos. Y, claro, te pilla allí sentada medio espatarrada en la charca, más barrujienta que limpia, osculando batracios obstinadamente... y se monda: "pero tíaaa, ¿qué haces besando ranas? Anda, ven p'acá que te limpie esos morros antes de que te pilles un herpes y vámonos a casa. Habráse visto cosa igual."

8:56 p. m.  
Blogger matrioska_verde dijo...

Ese toque de parpadeo de ojos de la Ceni es total. Me ha encantando esta versión tan cool.
Respecto a las ranas... los números no se me dan muyu bien... pero estuve con una rana muy muy rana, se salía de rana, vamos... y luego también con una rana argentina que al menos vale por cuatro ¿o no?

biquiños,

10:20 p. m.  
Anonymous Tonet dijo...

Príncipes y princesas....la peor de las mentiras.
Sobre anfibios, he conocido algún que otro sapo que no dejé que ni se acercara y creo que también tengo el honor de haber sido rana alguna vez para alguien. Pero mi pretensión no era engañar, sino complacer. Craso error.

Besote

12:30 a. m.  
Blogger alma dijo...

Sí, es bastante más frecuente que las son los príncipes los que se convierten en rana cuando los besas...


Abrazos :)

3:39 a. m.  
Blogger Sabina dijo...

jaja, me gustó mucho... y bueno, todo es una ironía. un beso.

5:05 a. m.  
Blogger Merche Pallarés dijo...

Romek, como veo que no has vuelto por mi blog a ver mi contestación a tu comentario, te lo pregunto aquí. Recibí un e-mail tuyo sobre "La trompeta lejana" que aún no he abierto pensando que pueda ser un spam. Quiero saber si de verdad es tuyo para abrirlo. Gracias. Besotes de nuevo, M.

9:39 a. m.  
Blogger ✙Eurice✙ dijo...

regalo
Parece que te han dejado esto,esos que llaman Los Reyes Magos.

10:12 a. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

Hola, Brekiaz. No existen los finales así, siempre hay un "después de eso"que es donde me gusta meterme a mí. El cuento puede terminar, por ejemplo, con que la Cenicienta se casa con el Príncipe pero, ¿y si en la segunda parte resulta que el Príncipe le ha transmitido herpes? Un abrazo, breki
Gracias, Merche, a mí me encanta que estés por aquí, un abrazo :)
Rosa: es tan relativo el ser rana! Ninguna rana se cree rana. Todos los espejos y todas las superficies de los lagos mienten. Somos una rotación constante rana-Príncipe y el secreto está en encontrar a alguien a quien tu veas príncipe y, a su vez, éste no vea la rana que hay en nosotros.
Gary, me encantaría leer los tuyos. ¿Están en tu blog?
Hola, Bee, ves? A veces, los príncipes que son rana son incapaces de ver el prìncipe en otro. Las ranas todo lo ven rana jejeje un besazo
De eso se trata, Claudia, Cenicienta es ceniza pero que le quiten lo bailao :)
Mucho mejor, Euri. Entonces todos tus amores llevaban leotardos? jejeje
Por lo de las demandas, voy a cambiar el título, Antonio :) Aunque no sé...de mí no se puede sacar nada, y si no que se lo pregunten a los bancos ejjeje
En el cuarto oscuro hay papeles en el suelo, Thiago? Yo los he visto en algunas zonas montañosas donde van los coches a follar. No sé si la Cenicienta habría entrado en el cuarto oscuro, yo creo que no jejej Un besazo, Thiago
Ronronia: el príncipe no sabía de la "ranez" de Cenicienta hasta que dieron las doce. Si lo llega a saber vuelve a tirarse a las hermanastras jejej
jejeje Aldabra, me hizo reir tu comentario (lo de la rana que vale por cuatro...eso es una ranaza!)
Tonet, si los ves llegar de lejos es lo mejor :) un besazo
almalaire, yo creo que lo malo de los principes que se convierten en sapos es más bien el cambio de tamaño y altura ejjeje
Gracias, Aky, otro beso para ti :)
Merche, ayer te dejé un comentario en tu blog referente a eso. No, no es spam, soy yo jejej
Euri, qué me han dejado los reyes? besitos

4:24 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

ah, Euri, no me había dado cuenta del regalo jejej Biacheslav Butusov! Gracias :)

5:03 p. m.  
Blogger theodore dijo...

Como soy muy ¿mal?pensado, se me ocurrió lo mismo que a Thiago con lo del césped y los kleenex, digo, papeles usados. No sé por qué se me habrá ocurrido semejante cosa, será eso, que soy un malpensado, jaja.

Y también me gustan mucho los post-finales de los cuentos. Nadie cuenta que las primeras desavenencias llegan cuando hay que fregar los platos tras el banquete de perdices.

Pero qué bueno eres. Besote.

10:12 p. m.  
Blogger Uno dijo...

Qué bien refleja tu Cenicienta el enorme cambio que se produce en nuestra percepción del entorno y sus habitantes después del orgasmo. Esa debería ser la enseñanza de este cuento y no esa bobada sobre las hormas de los zapatos de cristal.
Un saludo

11:19 p. m.  
Blogger Pimpf dijo...

Y más después de una cena... pssss, ranas y peor que ranas, aunque, si mal no recuerdo, Cenicienta no se convertía en rana... eso si, todo lo que la envolvía a ella se convirtió en lo que era, una calabaza, unos ratones, pero eso es otra historia. Vamos, pero a mi Cenicienta no me la da, enamorada tampoco creo que fuese la palabra, me da a mi que a esta le iba un montón la marcha, y no la critico eh...

bicos Ricos

1:29 a. m.  
Blogger Z dijo...

Jajajaja, y es que es verdad, con cuántas ranas hemos estado! Lo malo es que a mí las ranas nunca se me aparecen como príncipes (eso sí, justo después del orgasmo lo que rana es, en rana se queda... o incluso antes!, jajajaja)

5:13 p. m.  

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