El regreso de La Titanesa

Hice una huelga de hambre hasta que Eurice decidiese no cerrar su blog.Decía que se iba, que engancharía sus caballos negros, como hizo Ana Karenina en su fase más nerviosa. Los vuelos de su vestido negro ondularían al aire, los caballos piafarían sobre el polvo de los caminos y los caballeros más decididos irían en su busca lanza en ristre y melena al viento. Los guijarros del camino crujirían bajo las ruedas de su carruaje esmaltado con ribetes dorados y la música la marcarían sólo dos tenebrosos tambores.
Decía que era posible que no regresase, que se sentaría en la línea del infinito y que nos pulverizaría desde la distancia con su mirada indiferente y la cabeza en alto. Decían que fumaría cigarrillos con una boquilla Vampiresa y nubes de nicotina se suspenderían sobre su cabeza como un aura, difuminando su cabeza en grises pastel. Decían que se convertirá en un mito y que de ella brotarían cien religiones. Decían que las próximas generaciones la buscarían como hasta ahora se buscaron vestigios de la Antartida en el mar.
Quizás un día, Eurice regresará con los brazos abiertos, siniestra, agitando siempre las dos caras de la moral y, batiendo sus alas de seda, descenderá de nuevo en El oscuro desván de su memoria, donde estaremos esperando su regreso.
Todo esto si se hubiera ido, pero visto que no no queremos se ablandó su corazón y se queda.
Un brindis por Oliwia Berlinski!