MEMELIBROS o POST-BOLAS

Dice Thiago que para escribir un meme no hace falta inspiración, que es algo relajado de hacer y que uno puede hablar de lo que sea. Como me preguntó sobre mi pasado con los libros haré el meme de eso.
Como a mí siempre me gustó lo difícil, empecé mi trayectoria con Nietzsche. Yo tenía catorce años y me costaba entenderle pero no tenía prisa. Siempre he sido muy obsesivo con mis cosas. Leí sus sentencias y después Así habló Zaratustra. Como soy superficial, lo que más me atrajo de Nietzsche inicialmente fue su foto, sus ojos enigmáticos y el hecho de que se quedase cinco años en blanco. Nietzsche me llevó de la mano a la música de Beethoven, pero de música no quiero hablar en este meme o post-bola.

Comoquiera que fuera, eso no era novela y no puede constar como primera incursión en la literatura. Entré de lleno y sin saber muy bien cómo en el realismo ruso del XIX. Dostoievski es para mí uno de los escritores que más me motivaron. Y con él llegó Pushkin, Gogol, Turgueniev, Gorki...Pero ninguno de ellos me haría tanta mella como Dostoievski. Tenía, a mi modo de entender, un humor muy curioso, a veces patético, pero siempre brillante. Cuando uno de los hermanos Karamazov está a punto de entrar por la ventana en casa de su padre y matarlo, un pensamiento le cruza la mente cuando, todavía agazapado bajo la ventana, se da la vuelta, mira el jardín y se sorprende diciendo:
- ¡Qué bonitos están los viburnos!
Las escenas dramáticas en casa de Sonia, de Crimen y Castigo en el que la hija tuberculosa está sentada en un rincón, muerta de miedo porque su padre está borracho y arrastra de los pelos a su esposa por toda la casa, y Raskolnikov, que ha asesinado a dos viejas usureras con un hacha, en un acceso de bondad incontrolada, les deja un dinero.
De la literatura rusa posterior me fascinó Mater y Margarita, de Mijail Bulgakov y las novelas de Yevgueni Zamiatin.

Mi segundo autor, incluso a veces primero, es Marcel Proust. He leído en el transcurso de mi vida En busca del tiempo perdido tres veces. No hay para mí literatura más elevada que la suya y si pudiera me aprendería de memoria toda su obra.
De clásicos tuve mi época de Shakespeare y Cervantes. El Quijote me fascinó y hasta me enamoré de Sancho Panza. Ninguna novela me ha emocionado tanto como cuando en el Quijote, Sancho Panza nos hace saber que es consciente de la locura de su señor: "Ese hombre que dice usted estar loco es capaz de ver la noche en medio del día (o algo así, no lo tengo delante). Ese hombre que dice estar loco le quiero más que a las telas de mi corazón y no me amaño a dejarle por loco que esté" Todavía hoy recordando esta declaración de Sancho se me eriza el vello de los brazos (y es bastante. No es fácil levantar eso).
Con mis debidas disculpas, no siento atracción alguna por la literatura en español. Aparte del Quijote y del Rayuela de Cortázar no ha habido ningún otro libro en lengua española que me haya llamado la atención de manera especial. Café de artistas, de Camilo José Cela, me hizo su gracia sin llegarme ni al corazón ni al alma. El escritor Quim Monzó tiene unos cuentos fantásticos pero tampoco son como para sobrecogerse.
De todos los escritores en lengua española sólo siento pasión (aparte de los citados) por Ortega y Gasset. La rebelión de las masas y La España invertebrada...Todo lo que escribió este hombre me parece genial. Su mayor pecado fue decir de Proust que a su novela le sobran cientos de páginas y que su argumento no iba a ninguna parte. Quim Monzó también se atrevió con él cuando declaró que no le interesaba la obra de Prous porque a quién le interesa la infancia pija de un escritor como él. Lamentable. Debería haber quemado los libros de Monzó ese mismo día. También perdí el interés en Nabokov cuando se atrevió a echar por el suelo la obra de Dostoievski.
Otro de mis autores favoritos tanto en prosa como en teatro es August Strindberg. La obra La danza de la muerte me fascinó, aunque jamás la he visto representada. Su novela Hambre, como El extranjero, de Albert Camus, harían cambios en mi visión de la vida. Del estilo literario Hambre se nutrieron tantos escritores que vendrían después, como Samuel Beckett, cuya literatura oscila entre la genialidad y la pesadilla.
No puedo dejar de citar a James Joyce, en especial su Dublineses, en concreto su relato Los muertos, llevada al cine por John Huston y protagonizada por Angelica Huston. El Ulises no he podido nunca terminarlo. Sinceramente, siempre me pareció una tomadura de pelo.
Ya que nombré a Strindberg como dramaturgo, añadiré también a Eduard Albee (Quien teme a Virginia Woolf) y a Ionesco. No tengo muchos más ídolos en el teatro, quizás sea porque, a pesar de ser dramaturgo no me he metido mucho en la historia de la dramaturgia.
Antes de terminar con los autores a los que he reverenciado, sería un crimen si no le dedicara una mención a Fernando Pessoa. Durante años, El libro del desasosiego fue mi libro de cabecera. Pessoa me abrió las puertas a la soledad. Fue empezar a leerle y dejar de salir por las noches. Yo era todavía muy joven pero no podía estar en una discoteca mientras El libro del desasosiego me esperara junto a mi cama.
No quiero extenderme mucho más, únicamente citar de pasada los libros que más me han influenciado, junto con sus obras.
Jean Genet, Diario de un ladrón, Santa María de las flores, Las criadas (teatro). Sartre, La náusea. Sartre terminó con la vida literaria de Genet cuando escribió su estudio sobre él y destruyó la imagen literaria que había construido. Después de eso, Genet dejó de escribir para siempre. Milán Kundera, La insoportable levedad del ser, La despedida, Amores difíciles. En general, todo lo de Kundera.
Y de la literatura en inglés, los diarios de Andy Warhol, Chuck Palahniuk, Diarios, Fantasmas, El Club de la lucha, Hanif Kureishi, El buda de los suburbios, el lenguaje secreto de las grúas y, de la literatura más moderna, Zadie Smith, Dientes blancos. La mejor novela que he leído en los últimos años.
De la literatura alemana, Heinrich Boll, Memorias de un payaso, Billar a las nueve y media, los diarios de Van Gogh, los diarios de Kafka y la genial Elfriede Jelinek, Los amantes.
Distinción especial requieren los relatos cortos de Ernest Hemmingway. No soy muy adepto a sus novelas, para mí basta con que haya escrito esos magníficos relatos cortos, en especial, aguas primaverales.
Me he dejado muchos nombres pero, a grandes rasgos, diría que éstos son los autores por los que siempre he suspirado y que han despertado mi más profunda admiración.
Hasta aquí mi primer meme o post-bola. Siento haberme extendido tanto pero ha sido necesario.
Un abrazo a todos.