lunes, mayo 09, 2011

Los mundos de Roger


Cuando me di cuenta que de Roger no te puedes librar me resigné y, ya puestos, traté de entender su clínica. Los dos teníamos en común que las conversaciones largas nos cansaban y nos permitíamos cambiar de tema en cuanto uno quisiera. Su tema preferido era hablar sobre aquellos que no "hacían nada con su vida". Roger empezó a estudiar hacía ya diez años y se iba sacando asignaturas sin llegar a terminar la carrera (de psicología, claro) porque una vez la terminara tendría que empezar a pagar el préstamo de estudios. Mientras siguiera estudiando no empezaría, por lo tanto, en cuanto terminara psicología estudiaría cualquier otra cosa. Así hasta morir, supongo. Y como él estudiaba y trabajaba de auxiliar de vuelo, tenía en baja consideración a aquellos que sólo trabajaban y no se formaban en alguna cosa. Para él la formación lo era todo y si no te formabas no estabas haciendo "nada en la vida".

Roger quería ayudar a las personas a que hicieran "algo con su vida", siempre y cuando la ayuda que les ofrecía no les resultara lo suficientemente buena como para sobrepasar la suya. Si alguno de los "ayudados" se atrevía a ser más feliz que él o a hacer de su vida "algo mejor" Roger se encargaba de hundirle de nuevo y devolverle a un lugar todavía peor del que fue rescatado.

De este modo tanto salía a la conversación una tal Lola o un tal Vincent como de repente tenía hambre y pasábamos por un McDonalds o se ponía a cantar la canción de una película de Almodóvar. Roger reía mucho pero era una risa misteriosa, de esas que salen ladeando la cabeza y mirando de lado con un ojo pequeño, como si no pudiera sacar a la luz su pensamiento sin antes afilarlo con sus párpados. El no se reía de lo que escuchaba, sino de lo que pensaba acerca de lo que oía. Su protagonista preferido era Wojtek, el polaco que vivía con él.

Wojtek fue su pareja durante quince años, no tenía papeles y trabajaba en el centro polaco de Greenpoint. Seguramente fue Wojtek la víctima más resignada en la historia de Roger. El, como no pudo escapar del país ni alejarse de él por miedo a que le denunciara a inmigración, optó por aguantar. Fue así como se entregó a la bebida. Era la única manera de soportar la presencia de Roger. Wojtek sabía que "tenía que ser alguien" pero no más que Roger. Fue una lección que aprendió hace ya muchos años. Entregándose al alcohol mantenía a Roger con ganas de ayudarle siempre, a pesar de que conmigo se quejaba de que no podía vivir con un alcohólico.

Ibamos a menudo a su casa en Greenpoint, casi siempre de noche, cuando Wojtek ya estaba en casa. Normalmente o se encontraba cantando o viendo una película polaca. En cualquiera de los casos a Roger le hacía reír porque consideraba que ver películas polacas era una pérdida de tiempo y cantar de ese modo una consecuencia de haberse emborrachado de nuevo.

En la casa sólo tenían dos habitaciones. Una la tenían para los trastos y otra era el dormitorio. A pesar de no ser pareja seguían compartiendo la misma cama. Wojdek se había acostumbrado tanto a Roger que le daba consejos de padre y Roger no le hacía caso. Los dos eran conscientes del fracaso de sus papeles. Uno sabía que no podía ser padre y el otro sabía que como hijo desobedecería. En el fondo no podían vivir el uno sin el otro, cosa que a veces torturaba a Roger y le hacía decirme: "Es que no sé qué hacer con Wojtek"

Conmigo también la tomaba. Me decía que estar encerrado escribiendo no era ni bueno ni productivo.

- Si quieres te acompaño un día al Queens College y te apuntas a algo. No puedes seguir viviendo de este modo.

Pero yo no me dejé "ayudar". Yo también me reía de lo que pensaba cuando me decía estas cosas. Me acordaba de Wojtek, de Bill, de tantos otros pero, sobre todo, me acordaba de Lola.

Roger trabajaba de auxiliar de vuelo para una aerolínea americana. A veces era él el que anunciaba los vuelos y en el coche me imitaba los anuncios en varios idiomas. Hablaba perfectamente varios y, después de imitar cada uno de los idiomas haciendo ver que lo hacía por megafonía, se reía de esa manera. Encontraba todos los idiomas interesantes pero absurdos. Un día, después de una noche de bares, fuimos a desembocar a uno de esos restaurantes de desayunos. Al salir pasamos por la caja a pagar. Resultó que la cajera era polaca.

- Ah, eres polaca.

- Sí -decía la cajera escondiendo un poco su mirada por timidez- ¿Tu eres polaco?

- No, yo no pero mi antiguo novio sí jeje

- Ah -a la cajera eso de que un hombre tuviera un novio no le gustó mucho pero su trabajo de cajera no le permitía abandonar la escena ni esconderse-

- ¿Y tú tienes novio?

- Oh, sí, desde hace muchos años.

- ¿Es polaco también?

- Sí, también...Hablas muy bien mi idioma, te felicito.

- Gracias jeje pero, oye, ¿tu marido es alto?

- Es alto, sí, ¿por qué?

- ¿Alto y fuerte?

- Sí, ¿lo conoces?

- jeje ¿Tiene el pecho peludo?

- Muy peludo.

- A mí me encantan los pechos peludos. ¿Te pone caliente su pecho?

A la cajera le subieron todos los coloeres y entonces yo tenía que llevármelo a rastras. Siempre que hablaba con un extraño, como lo hacía en otros idiomas, yo no entendía nada pero empezaba a sospechar que no era nada bueno al ver la reacción del desconocido a sus preguntas. Entonces me lo llevaba.

En su trabajo nadie hablaba con él pero no le importaba porque su trabajo le permitía viajar por todo el mundo practicamente gratis. Bastaba que hubiera una plaza libre y él tuviera un par de días para que se subiera. En uno de esos viajes conoció a Lola.

Lola era una chica extremeña sin ninguna cultura. La presa perfecta, alguien que jamás hizo "nada con su vida", una empleada de guardarropía en una discoteca de hombres a la que Roger llegó para salvarla.

Para salvarla le propuso un cambio radical, aprender inglés, irse a vivir a Estados Unidos.

- Yo es que soy muy rara para los negros, Roger, mejor me quedo aquí. Además, ¿qué hago con mi viejito?

Su viejito era un hombre mayor con el que salía a cambio de comprarle todos los caprichos que ella quisiera. Ella no le amaba pero le tenía cierto cariño.

- Tu viejito te está atrasando mucho. Yo te quiero y estoy dispuesto a casarme contigo.

- ¿Conmigo, ay Roye? ¿Pero tú no eres homosessuá?

Así fue como se produjo el cortocircuito entre Lola y Roger. Esta historia está basada en el monólogo que desarrolló por teléfono Lola una noche que me llamó desesperada. Después del monólgo hay un final impuesto que culmina con la historia de Vincent. Digo impuesto porque la narrativa basada en la realidad no tiene final. La vida no transcurre en círculos como la ficción. Escribir sobre la vida real es tomar conciencia de que se viaja en línea recta. El final no es otro que el dejar de contar. Hay mil historias que surgen de este Roger. A mí me tocó vivir estas y a otros les tocará presenciar otras. Somos un árbol y yo sólo me posé sobre una de las ramas de Roger. Mi historia con él se cierra el día que eché a volar y me posé en otras ramas, lejos de él.

PD: Gracias por todos vuestros comentarios. Eurice (Oliwia polonizada) hizo un comentario muy interesante sobre el narrador protagonista que hasta hoy ocupa mi pensamiento. El blog es un fascinante mundo de intercambio de ideas y pensamientos.

19 Comentarios:

Blogger balamgo dijo...

Me alegra mucho, ver como afloran los personajes nada convencionales de tus narraciones. El protagonismo y el afianzamiento social que les das, también me llena de alegría.
Soy de la opinión que hay muchos personajes así, tal cual tú escribes, y se merecen por derecho propio salir a la luz.
Un abrazo.

3:02 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Ohhh Roger , si que eras "raro "
pero me gusta, como va saliendo esa " personalidad"
Un beso Romeck

3:15 p. m.  
Blogger MORGANA dijo...

Eres una genialidad escribiendo Romeck,aunque odie a muerte a Roger.Es un manipulador en toda regla.Cuando no sepas que hacer con él me lo mandas y ya me encargaré que cierre esa bocaza.
Un millón de besos,León.
Te voy a extrañar.

3:18 p. m.  
Blogger Verónica Calvo dijo...

Este Roger es casi idéntico a una Roger que conozco. Y como tú, volé lejos y ya ni su sombra me roza.
Esta Lola se va metiendo poco a poco. Intriga.

Besos con cariño

4:17 p. m.  
Blogger MORGANA dijo...

Romeck,el cuerpo en sí se descompone en sus entrañas,salvo que te incineren o te coma un caníbal.Lo que perdura es la verdadera esencia del ser humano,su energía universal,aquella que se funde en el firmamento.
Pensarás que estoy loca¡¡¡has acertado!!
Premio para el caballero.
Besazos :)

4:24 p. m.  
Blogger @ELBLOGDERIPLEY dijo...

Es un poco un Maquiavelo, Roger, pero intuyo que besa con lengua. El monólogo de Lola podría ser el de "La Voz Humana". Me encanta la manipulación de una empleada de guardarropía:-), y varias ideas...Roger es un poco la condición humana, tirando a malo, pero tiene algo de fascinante.
Abrazos.

5:57 p. m.  
Blogger Bee Borjas dijo...

Hello my king! Estoy en medio de un día frenètico y pasar por aquí es como un bálsamo de agudeza, humanidad y delirio, que me rescata de la vileza cotidiana. A le merde, que estoy filosófica! Què personaje ese Roger! Vade retro Satanás! JEJEJEJE! Gracias por el oasis mental, my darling! Besotazos porteños! :)

6:00 p. m.  
Blogger Antony Sampayo dijo...

Increíble que Roger con esa personalidad tan conflictiva esté estudiando precisamente Psicología, para empezar debe aplicar los conceptos en si mismo.
Buen relato, buenos personajes con una vida propia, real, y una prosa excelente.

Abrazos.

6:23 p. m.  
Blogger cristal00k dijo...

"como si no pudiera sacar a la luz su pensamiento sin antes afilarlo con sus párpados..." genial, Romek. Y totalmente gráfico.
Y si "la narrativa basada sobre la realidad no tiene final", tu descripción pluscuamperfecta de un "vampiro emocional" tampoco.
Y de acuerdo en lo que dices del blog, pero con ciertos matices. Tengo una entrada in mente sobre eso.
Aquí el "Guadiana" que aparece de nuevo, te deja un abrazo admirado.

6:40 p. m.  
Blogger labertolutxi dijo...

Si se llamaba Roger no podía ser otra forma. Yo también conseguí escapar de un Roger, parecen encantadores pero necesitan presas.

7:06 p. m.  
Blogger ✙Eurice✙ dijo...

El final de Roger "El manipulador", me encanta que un tipo que ladra sobre los que no hacen nada sea incapaz de darse cuenta que el que no hace absolutamente nada excepto joder a los demás, es él.
Menos mal que que no tengo por costumbre subirme a los arboles ;).Me viene a la mente una extraordinaria frase del ensayista estadounidense Elbert Hubbard que tiene mucho que ver contigo y tu forma de escribir.
"Las inteligencias poco capaces se interesan en lo extraordinario; las inteligencias poderosas en las cosas ordinarias.
Besos polaco loco.

7:37 p. m.  
Blogger Christian Ingebrethsen dijo...

Gente así, que sólo se sienten bien cuando los que les rodean están mal, hay para para un tren...

8:25 p. m.  
Blogger Winnie dijo...

Uhm! no sé si Roger y yo nos entenderíamos..creo que me falta conocerle más...pero lo que sí que me pregunto es por qué todos queremos en un momento u otro estudiar psicología para "ayudar " a los demás????
Besos meditabundos para ti

9:33 p. m.  
Blogger Romek Dubczek dijo...

porque nadie estudia nada actualmente para ayudar a nadie, ese concepto esta totalmente perdido. O bien se estudia para uno mismo o para lucrarse con ello. Para ayudar a los demas no hace falta estudiar nada porque el amor, el cariño y la comprension son suficientes. Hemos basado nuestra vida en la virtud o el defecto de hacer dinero y asi hemos desarrollado una cultura de pobres y de ricos.

12:09 a. m.  
Blogger La Lola dijo...

Un regalo de LOLA ...aúnque no sea tu tipo de música. Un abrazo

1:41 a. m.  
Blogger La Lola dijo...

Bueno, no salió el enlace....lo volveré a intentar¡¡¡

1:42 a. m.  
Blogger Joe dijo...

Ayer estuve leyendo un fragmento de un texto de filosofia... donde me quedo una frase muy marcada: "somos como plantas que tienen tantas raices y necesitan desprenderlas de la misma tierra para llegar al mismo conocimiento" Es como el lado inverso del arbol, este puede crecer inmensurablemente siempre y cuando este en su naturaleza las raices solo pueden hacerlo mientras su lugar se los permita. Seamos mas arboles y menos raices en esta vida!
Hermoso Romek!

6:19 p. m.  
Blogger Roberto T dijo...

Me encanta cómo escribes, Romek. Y cómo en pocos trazos condensas tantos matices. El personaje de Wojtek me ha conmovido, porque padece los síntomas del desarraigo en una persona. Y el párrafo final es magistral. Besos.

1:29 a. m.  
Blogger Pimpf dijo...

Seguimos sin saber mucho de Lola, esa pobre víctima, pero sí de tu cariño hacia Roger. Que crack encontrarse a alguien así de despreciable, por varas.

Bicos Ricos

12:02 p. m.  

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